Rinconesenlared

miércoles, 27 de enero de 2016

LA CAJA SORPRESA

Después de una semana difícil, ya que el grado de exaltación, nervios y alboroto van en aumento, hemos disfrutado de una sesión diferente. Hoy tenía pensado plantearles una situación de partida, y empezar a razonar cada uno de los argumentos. Basta ya de quejas, negatividad, problemas,... vamos a centrarnos en otros asuntos, momentos que nos nutran y no nos hagan perder tanta energía.

Disfrutamos de un rato para tranquilizarnos, bajar a dar una vuelta por el patio (teníamos examen de matemáticas), despejarnos, y al subir a clase de nuevo, nos hemos encontrado con algo misterioso justo en el centro de la clase. Estaba situado encima de mi mesa supletoria, envuelta en un papel rojo con lunares negros y era de un tamaño pequeño. Al situarme justo en la entrada del aula, puede ver sus rostros a medida que iban entrando y situándose en sus lugares correspondientes. Pude ver expresiones que comenzaban a conectar con el interior,sobre todo con ese objeto, al que no dejaban de centrar su atención, y el nivel de misterio iba aumentando a medida que nos íbamos sentando. Fue sencillo empezar, ya que estaban inquietos por ver que podía ser eso.



Comenzamos haciendo un ejercicio muy práctico que a cualquier chico/a le encantaría: adivinar el contenido de la caja. Empezaron a salir cientos de ideas sobre lo que podía ofrecer su interior: desde un móvil hasta vasos, altavoces de móvil, papeles con sus nombres, globos,... Incluso cualquier idea abstracta contaba en esta tarea inicial

Aún sin descubrir su contenido, les volví a formular una segunda pregunta: ¿si fuera para vosotros, que os gustaría encontraros (razonándolo, lógicamente). Fueron interviniendo muchos de ellos y cada cual nos sorprendía con su "regalo perfecto", enmarcados en aparatos tecnológicos (móviles, juegos, relojes de último modelo,...) o aspectos materiales. Me sorprendieron dos intervenciones: una de ellas tenía que ver con fotos. Fotos personales, con gente querida, con momentos inolvidables,... "eso es lo que más me gustaría porque seguro que me emocionaba y me ponía a llorar... ¡de alegría!". Quizás esta declaración facilitó que el resto de los que nos encontrábamos en la sala pudiéramos buscar algo más en nuestro interior y empezar a conectar con nosotros mismos. La otra intervención ponía en entredicho lo que estaba planteando, porque se intuía que las respuestas habituales no eran las correctas y tenían que darle la vuelta a lo que yo estaba preguntando, por lo que sugirió que "no se esperaba nada de esa caja, que tenía que estar vacía, para eso lo has puesto ahí".

Llegó el momento de descubrir el papel que rodeaba a ese objeto. Varios de los muchachos se pusieron de pie para verlo cuanto antes. Lentamente, pude enseñarles dos elementos: una postal con unas letras (De... para...) y una caja cerrada. Aquí empezó mi tercera pregunta: si ellos recibieran esa postal, ¿de quién les gustaría recibirla y que tendría que poner? Varios quedaron en silencio intentando plantearse la pregunta y pronto se lanzaron a intervenir y compartir.

Prácticamente todos señalamos que nos haría ilusión que fuera personas cercanas y queridas, gente que respetamos, que nos acompaña diariamente o que sentimos a nuestro lado. También argumentamos que nos encanta que nos escriban y nos recuerden que somos importantes para alguien, que necesitamos esos mensajes de vez en cuando, y que si esos textos reflejan la expresión de sentimientos, nos emociona.

Para finalizar la dinámica, puse en una balanza la importancia de los dos elementos en el regalo inicial: ¿qué es más importante, un sobre o tarjeta" o un objeto? Fue una pregunta sin respuesta, de esas que cada uno tiene que ver a que le concede importancia, de esas preguntas que no les gustan mucho,... quizás porque yo no puedo dar una respuesta. 

Nuestra sesión acabó justo cuando ellos me preguntaron que hubiera querido recibir yo, o que me encantaría leer en esa tarjeta. No sé si hubiera sido capaz de compartir mis emociones (sería injusto viendo cómo lo hacen ellos) pero tengo clara esa respuesta, cada día más. La verdad es que ha sido un momento "mágico" para nuestra clase y muy especial, y me encanta ver como aprendemos a sincerarnos los unos con los otros, perdiendo el miedo a expresar lo que sentimos y aprendemos a respetar lo que sienten los demás, naturalizando esas sensaciones.

Por otro lado, el viernes pasado retomamos uno de nuestros preferidos de la semana. Esta vez dejaron de lado los postres y nos presentaron una pizza escandalosamente buena. La verdad es que ha sido novedoso y nos encantó a todos el poder probar algo diferente para desayunar. Espero que se sigan animando, porque nos vienen muy bien este tipo de detalles y cuidados los unos con los otros. Y yo debo ser el primero en dar ejemplo, trayendo algo.

Respecto a nuestro rincón de asamblea, las cuestiones que han querido reflejar son:

-¿Para qué sirve la violencia?
-¿Por qué la gente fuma?
-¿Puede ser detective un esqueleto?

Ahora, me toca pensar en la próxima semana. Es posible que el día de la PAZ (viernes) tenga algo de especial. Por último, dedico esta entrada a Polanquito, inspirador de esta dinámica en mi clase y un habitual creador de tarjetas mágicas. ¡Gracias!

jueves, 21 de enero de 2016

IRASCIBILIDAD


Define la RAE este término (irascible) como alguien que es propenso a la ira. Otras instituciones o espacios digitales lo completan como la persona que tiende a enfadarse o irritarse. Pues bien, éste es el momento en el que nos encontramos en mi clase: estamos hipersensibles y una gran parte de nuestro día a día nos molesta, irrita o enfada. Cualquier gesto, comentario o indicación está acompañada de una gran carga emocional, más bien inclinada a las connotaciones negativas. Me sorprende que aún no haya acabado enero (quedan once días) y nuestros chicos estén tan sensibles ¡es maravilloso!

Hoy miércoles, hemos tenido nuestro momento de asamblea y la hora de Filosofía. Allí han aparecido muchas cuestiones que han surgido a partir de diferentes conflictos o situaciones que han ido destacando en estos tres días de clase,

La primera cuestión que hemos abordado tiene que ver con el nivel de exigencia que ejercemos los profes sobre nuestros alumnos, es decir, ellos. Reconocen que no son situaciones cómodas, y que les cuesta asimilar, sobre todo si los mensajes que les lanzamos no son muy constructivos (algo que hablábamos ya la semana pasada). Pero entienden que busquemos lo mejor de ellos, y que eso supone cuestionar y cuestionarles los productos que van elaborando en los diferentes momentos de clase, ya sea un texto, un dibujo una intervención o una representación. Incluso algunos, al lanzarles este tipo de mensajes, se plantean: "¿no interesamos a los profes que siempre nos piden cosas?"  Uno de los temas que más vamos aparcando es el aprendizaje hacia la cultura del esfuerzo. Valoro que vivimos en un momento en el que la superación no es un valor habitual (consiguen con cierta facilidad algunas de sus pretensiones) y pienso que ésto descoloca a nuestros chicos: exigir por hacerlo mejor no se comprende bien. 

Otro asunto que hemos abordado es un espacio habitual en clase: ¿por qué los profes no resolvemos todas las cuestiones que plantean en clase? Sinceramente, esta pregunta me ha sacado una sonrisa que han sabido conectar rápidamente. Tras exponer diferentes momentos dónde ellos tienen cuestiones y no son resueltas, se ha establecido un debate muy enriquecedor, apareciendo frases como "¿hay preguntas buenas y otras malas?", "¿existen las preguntas tontas?" o ¿por qué voy a preguntar cosas que son para mí y que me parecen absurdas?".

Nada más plantearlo, me ha venido a la mente una frase que suelta una profe fantástica, que ante este tipo de momentos, contesta a sus chicos diciendo "¿Tú te crees que yo soy Google?". Mi turno de réplica ha sido variado y he tenido que intentar justificar cada una de sus acusaciones: desde que no somos los conocedores de todo lo que se plantean o ven, o también, hacerles ver que hay veces que no nos "queremos" entretener mucho para acabar los malditos temarios. Ellos también argumentan que no todas las preguntas que van apareciendo en sus cabezas son adecuadas al contexto (una pena, ya que la clase ganaría en más calidad y no tanto librito) que estamos tratando o que el propio miedo por desviarse del tema les invade e impide comentarlo con los demás. Me encantaría que se sintieran con la libertad absoluta de plantear temas, trabajos, dudas, cuestiones,... y que yo fuera capaz de enfocar ese contenido "interesante" en un aspecto curricular, motivante, espontáneo,...

El resto de la asamblea se ha centrado en quejas hacia la dinámica general. Empiezo a darme cuenta que vivir en la queja constante nos frena en nuestra convivencia y debo buscar la manera de salir de ahí y transformarlo en positividad o en ganas de tirar hacia adelante.

El momento más impactante de la semana ha sido en la clase de Religión. Con vistas al día de la Paz, vamos a realizar un proyecto de comprensión y nada más anunciárselo sus caras volvieron a cambiar y a transmitir alegría e ilusión por aprender. El viernes les comentaré detenidamente las diferentes partes del proyecto. Veremos como se desarrolla pero ya solo con cambiar el trabajo habitual, los grupos de trabajo, sacar nuestro famoso "Ipud" (un cilindro con bolas de bingo para hacer algunos sorteos o asignar grupos aleatorios)... les encanta.

Otro instante que acabo de recordar ha sido una conversación que he mantenido con un grupo en una clase de Lengua. Me llamaron para resolver la definición de una palabra y la conversación derivo en... ¡sentimientos! Me agradaron tanto los cinco minutos que estuve hablando con ellos del tema... Me resulta complejo entender cómo tienen inquietudes cada día más intensas hacia este "contenido". Cada día tengo más claro que no es suficiente lo que estoy haciendo al respecto, y que no estoy cubriendo un aprendizaje que me están solicitando a gritos, tan solo unas experiencias breves y algunas pinceladas. Puede que sea mi próximo trabajo estrella.

Como es habitual, os dejo las cuestiones que han plasmado en el rincón correspondiente (aunque han estado poco receptivos para lo que suelen reflejar):
-¿Todo es posible?
-¿Cómo podemos aprender a identificar nuestros sentimientos?

Para acabar, esta semana vuelve el momento de desayunos compartidos. Comenzamos ronda y parece que tienen ganas de superar los resultados del primer trimestre. Os lo contaré la próxima semana. Ahora, me centraré en la "lucha" diaria de estas hormonas con patas.

miércoles, 13 de enero de 2016


Y YA ESTAMOS DE VUELTA!!!

Sin darme cuenta del pasar de los días, mis chicos me estaban esperando con demasiadas ganas. Creo que es de las primeras veces que expresan (o me han expresado) que tenían ganas de volver, de retomar la rutina o simplemente, de estar juntos. Es una buena señal al menos...

En esta primera semana no les he presentado muchas novedades, ya que soy el primero que está aterrizando, pero he propuesto algún cambio y parece que les ha gustado, al menos, alguno de ellos.

Tras un frío reencuentro (cómo me cuestan estos momentos), una de las prioridades que teníamos todos (tanto los chicos como yo) era cambiar nuestros sitios en el aula. Normalmente, cuando comienza el segundo trimestre, los agrupo en equipos de cuatro aunque todavía no voy a realizar un trabajo cooperativo muy constante, tan solo algunas técnicas para que se vayan conociendo y vayan empezando a trabajar poco a poco.

El momento de anunciar los diferentes movimientos les sorprendía, ya que cada uno había hecho sus "quinielas" (técnica muy habitual en el ambiente escolar) y poco a poco, la nueva disposición de nuestra clase iba cogiendo forma. Tal y como me esperaba, pude apreciar caras de satisfacción (gente que a priori, está contenta con sus nuevos compañeros) y otras de odio eterno (lo complicado que es cuadrar estas historias) porque el resultado no es el esperado. 

Varios han manifestado que solo el cambio es positivo y que ya por estar sentados así, merece la pena. Espero que con el día a día, podamos ir progresando, mejorando el ambiente de clase y conocernos todos un poco mejor.

Otro momento interesante ha sido la renovación de cargos de clase. Habitualmente, para nuestro día a día, designo a varios chicos, tras un sorteo público y limpio (es muy difícil poder engañar a estos tíos) y se encargan de cumplir con esa tarea durante todo el trimestre. Hay cargos relacionados con poner la fecha de cada día, llevar la agenda de clase en la pizarra y que todos podamos estar enterados de lo que nos toca diariamente, encargos por el cole, el material de varias asignaturas o los borradores. Me ha encantado ver la disponibilidad de todos a la hora de enmarcarse en una responsabilidad y eso me dice que están muy implicados con su clase. La verdad es que este tipo de detalles son fantásticos y que poco a poco, estoy aprendiendo a valorarlos.

La asamblea de esta semana vuelve con fuerza. Sin haberme dado tiempo a explicarlo, once alumnos se dirigieron a mí para ver si esta semana íbamos a tener este espacio. Yo daba por supuesto que así sería, pero me encanta ver que cada día coge más valor este momento de diálogo y que lo viven como algo necesario para gestionar los diferentes egos o simplemente, para que se sientan valorados con la escucha de todos. Esta vez, en tan solo cuatro días de clase, se han mostrado muy críticos con nosotros (los profes) y cualquier gesto que tenemos hacia ellos, se les queda marcado, sobre todo, si es algo que valoran negativamente. Muchos de ellos, reflexionando sobre diferentes sucesos, argumentaban:

-La importancia que le otorgan a la justicia y la necesidad de ser tratados por igual ante mismas situaciones o mismos criterios. 
-La necesidad del respeto mutuo para sentirse cómodos y de la forma de decirles las cosas (como he señalado en alguna ocasión, hay veces que nuestros nervios nos juegan malas pasadas, y a ellos les duele).
-Son conscientes de las críticas. Lo ven como algo necesario para aprender y progresar, pero les duele mucho aquellas destructivas. Reclaman que seamos críticos con ellos, pero lo más constructivamente posible y con mucho tacto, sin dejar de fijarnos y expresarles que es lo que hacen bien.

Lamentablemente, no ha dado tiempo a seguir con nuestra asamblea, pero ha tenido mucho contenido. Supongo que a partir de ahora, serán más frecuentes estos momentos, ya que su sensibilidad será mucho mayor, las susceptibilidades estarán a flor de piel y la tensión y nervios de este momento del curso irán sorprendiéndonos cada día.

Por último, como es habitual, quería reflejar las cuestiones que han planteado en uno de los rincones más utilizados, el de la asamblea. Las cuestiones que han reflejado son:

-¿Por qué los exámenes son tan preocupantes?
-¿las personas nos guiamos por la mente, por lo que tiene sentido o por el corazón?
-¿Por qué la gente hace buying?
-¿Algo de lo que hacemos tiene sentido?, y ¿tiene sentido lo que hacemos?
-¿Hay veces que es malo saber?

¿Sin palabras, no?... Pues ahora, a ver que les cuento a mis chicos... Sinceramente, agradezco este tipo de preguntas porque me animan a seguir formándome y a intentar buscar un poco de luz a todas sus reflexiones.

Por cierto, y ya acabo, la semana que viene volverá un espacio maravilloso: los desayunos compartidos ¡Qué ganas!