TAREAS PENDIENTES
Una semana más, he vuelto a la clase de 6º B. Se me sigue haciendo muy raro pasar o entrar, y ver qué después de tanto tiempo, no estoy pendiente de ese grupo y resultan personas más "anónimas de lo normal". Pero ya dejo este sentir y me centro en lo que quiero compartir hoy.
Nuestra sesión ha empezado con una actividad muy sencilla: tenían que buscar una película que reflejara su sentir en el día de hoy. Quería comprobar cómo estaban de energías, y como suele ser habitual, pues me encontraba con todo tipo de películas y situaciones personales. Un grupo con muchas ganas (Star Wars, Harry Potter,...), otros seis o siete alumnos con cierta desgana y un tercer sector con cansancio acumulado. Una vez que nos hemos activado, nos ponemos a trabajar.
Teníamos pendiente valorar como clase lo que hemos visto la semana anterior, y aunque el otro día reflejaran rápidamente en una ficha todas sus impresiones, me gusta que lo expresen y lo compartan con sus compañeros.
La primera pregunta estaba relacionada con lo que más les había llamado la atención. Al principio, las primeras intervenciones fueron simples palabras: pobreza, miedo, infierno. Pero tras pedir una pequeña argumentación de lo que querían compartir, fueron completando oraciones más elaboradas:
-"Me ha llamado la atención cómo iban distribuidos en el barco, era muy agobiante".
-"Grupos de personas que se iban de su país a pesar de cómo viajaban".
-"Jugarse la vida de esa forma".
-"La pobreza que había en las imágenes y la cantidad de dinero que tenían que pagar para viajar".
-"Repetían en muchas ocasiones la palabra infierno".
-"Ver a un bebé hacer este viaje".
Sin duda, sus impresiones coinciden con las mismas expresiones que ya habían puesto en sus fichas. La aportación más optimista se centró en "la felicidad que tenían en sus rostros cuando eran rescatados". No está mal que haya alguien que reste algo de dramatismo a esta situación y nos ayude a centrarnos también en lo positivo, que si que lo hay: rostros con esperanza.
La segunda cuestión estaba relacionada con la recreación de nuestro dingui dentro del aula. Realmente, ha sido uno de los momentos más enriquecedores. Primeramente, les dejé comunicarse sin apenas intervenir, para que me pudieran criticar con ganas por haber elegido esa distribución del aula tan incómoda y extraña. Finalizados sus argumentos, mi intención fue hacerles pensar. Quise trasladarles esa incomodidad de apenas treinta minutos a una operación matemática: multiplicar ese sentir que habían tenido en ese "escaso" momento por horas y horas, sin poder moverse, comer, beber, dormir, aliviar el frío o el calor,... Fue el instante más impactante de la sesión. El silencio invadió el ambiente de clase y sus rostros también expresaban comprensión hacia la situación, a la par que tristeza y empatía por ellos. Algunos incluso asentían con la cabeza, reflejando que estaban empezando a ser conscientes de esas terribles escenas.
Para concluir con esta hora de trabajo, comenzamos a lanzar las preguntas que os comenté la semana pasada, y tras dar a conocer rápidas impresiones de lo que ellos pensaban acerca de cada una de ellas, posteriormente contrastábamos y argumentábamos sus diferentes inquietudes. Aparecieron conocimientos de geografía, de historia, de religión, de matemáticas,.. y resultó muy interesante.
La cuestión que abría este momento estaba relacionada con la tardanza de las intervenciones y los diferentes rescates. Hablamos de los sistemas de navegación, de las millas, de las aguas nacionales e internacionales, de las zonas implicadas, de las rutas que han tenido que realizar los diferentes refugiados, de los materiales que permiten dar forma a una embarcación, de los radares naúticos, de las fronteras físicas e "imaginarias" que delimitan los países,... Me encantó presenciar gestos de desconocimiento y que por un motivo así, nos ayude a aprender otros contenidos que han ido saliendo casi de rebote.
Otra pregunta en la que hemos profundizado ha sido el comprender las razones de las huidas de estas personas. Qué motivos tienen para hacerlo, en qué condiciones lo hacen, por qué situaciones tienen que pasar para conseguir un hueco en una barca, cuál es su grado de sufrimiento, qué consecuencias tienen los conflictos armados,...
Estoy convencido que esta doble sesión ha sido un éxito (para ellos y para mí), sobre todo para concienciar y conocer. Me quedo con cada momento y cada rostro. Me hubiera encantado grabarlo y poder analizarlo también desde esa perspectiva,, ya que seguramente que a través de la expresión corporal podría haber sacados más lecturas. Cada día estoy más convencido que los docentes debemos ofrecer experiencias impactantes y trabajarlo a través de las emociones, para que resulten más interesantes y más cercanas a nuestros chicos.
Por otro lado, el valor de la solidaridad es necesario que se aborde desde el aula. Un valor que enseñe la necesidad de ayudar al que está junto a mí, que me permita comprenderlo, que pueda colaborar con sus problemas o dificultades, que me implique para poder tener un proyecto común,... No debería ser, bajo mi punto de vista, un momento puntual (por ejemplo, hacer una campaña benéfica y recoger fondos) una vez al año. Valoro que debe trabajarse cada día y en cada momento, con pequeños detalles hacia la gente con la que convivimos, y que esto, a su vez, provoque algo "grande e imparable" que modifique nuestras conciencias y nuestros comportamientos actuales.