Rinconesenlared

jueves, 19 de enero de 2017

APRENDEMOS A EVALUAR-NOS

Una vez que ha comenzado este trimestre, me he planteado un nuevo reto en las clases de Educación Física. Normalmente, intento introducir modificaciones en las estructuras tipo con las que trabajo, ya que puedo caer en la rutina y... ¡eso me mata! Podría vivir de las rentas, preparar unas clases modelo y a disfrutar... pero no me deja la condición. Tengo ganas de experimentar y probar "historias" diferentes (no siempre, ¿eh?).


La coevaluación de pares es un proceso de valoración en el cual participan los propios alumnos, no solo el profesorado. Falchikov, 2005 y Sivan, 2000 indican que profundiza la comprensión de los estudiantes de su propio aprendizaje y permite que se involucren de manera más activa y autodirigida en su proceso de aprendizaje. Podría citar más características o efectos que puede producir, pero creo que con esa breve referencia nos puede facilitar la comprensión de este concepto. 


Una vez aclarado el término, os cuento mi experiencia. Hasta ahora, lo había probado dentro de un aula (asignaturas que se trabajan dentro de una clase), pero no lo había experimentado en un gimnasio. Y aunque llevamos tres días de práctica, me está llamando positivamente la atención.

Hemos organizado grupos de trabajo para realizar esta fase de cada sesión. Al finalizar cada clase, ellos disponen de un tiempo en el que se reúnen en torno a una carpeta, con una serie de registros y comparten sus impresiones. En primer lugar, analizan con el grupo que valoración se "autoimponen" por su actitud genérica de la clase (antes hemos definido con ellos en qué se tienen que basar) y argumentan cada valoración ante el "tribunal" que forman el resto de sus compañeros de grupo. Una vez que acaba la ronda, llega la parte más interesante. Entre todos, bajo los mismos criterios de antes, se valoran los unos a los otros, argumentando la elección de su estimación. Y es ahí donde se está generando un debate muy interesante, muy natural y muy sano. Me encanta acercarme como un mero espectador a cada grupo y escuchar cómo confrontan (aún con ciertos temores) unos con otros con la única finalidad de hacer mejor al que tienen delante.

La coevaluación de pares es una situación con muchas visiones, y a la vez, acompañada de muchos miedos. Muchos argumentan, con una parte de razón, que: "todos se ponen una nota muy alta sin analizar mucho más", "si son amigos obtendrán unas apreciaciones positivas, y si no, ya sabes",... Entiendo que no debe ser el único diagnóstico válido y que esos juicios no van muy desencaminados, pero creo que es un reto docente. También entiendo que para que este proceso sea válido, debe ir acompañado de una serie de características, sobre todo lo que esté relacionado con la confianza grupal o tener claro el objetivo común o las actitudes necesarias de todos los implicados para llevarlo a cabo.

Pienso que es muy positivo enseñar a nuestros alumnos a que se analicen y evalúen. No solo documentos, trabajos o logros. También es necesario empezar con las actitudes de las personas que llevan a cabo una determinada tarea. Y no solo por parte de la figura del profesor. Valoro que es una forma de aprender, y además, es eficaz. Que todos los que me rodean tengan la misión de hacerme mejor y que yo me nutra de otros para ser mejor, actuar mejor o modificar ciertos comportamientos, conductas o procesos me va a permitir ¡APRENDER!, ¡CONOCER!, ¡MEJORAR!

Este tipo de ejercicios es algo muy temido en nuestro entorno social. Llevamos fatal que otros nos digan cómo hemos hecho algo (seguramente por experiencias pasadas negativas), porque nuestro ego bloquea nuestro pensar o porque no nos entra en la cabeza este tipo de visión evaluadora. Pero puedo decir, que bien hecho, cuidando la comunicación y el lenguaje, existiendo interés del receptor/es y emisor/es y con un fin claro, es un momento extraordinario. Cuesta aceptar que otros vean y sean conscientes de nuestras debilidades, y más si encima me lo dicen a la cara... pero qué sano es. ¡Qué bien nos vendría que entraran en nuestras "cavernas" a tirarnos un poco de los pelos de vez en cuando!"

Aún es muy pronto para hacer una valoración del nuevo proceso (para mí) que hemos introducido, ya que con estas escasas referencias sería deshonesto decir que todo es perfecto, que es un método infalible o que es la maravilla mundial. Lógicamente hace falta tiempo, meter la pata, crear conflictos, solventarlos, modificar,... pero creo que es un camino adecuado para que nuestros chicos puedan mejorar.

jueves, 12 de enero de 2017

CONSTRUYENDO GRUPOS


Tengo una noticia, no sé si buena o mala: ¡la rutina ha vuelto! Después de haber disfrutado de unos días de descanso y de haber tenido un parón necesario, he vuelto a ponerme delante de las fieras. A pesar que mis ganas no eran las más positivas del mundo, he intentado afrontar este principio de semana con la mejor actitud posible. Sabed que me ha resultado muy complejo, pero que por buenas intenciones que no quede.

Como en el mes de septiembre, las sensaciones del inicio con las clases han sido extrañas. El recibimiento de los chicos, y el mío, ha sido bastante frío (algo también muy habitual en mí, o eso me reprochan). En otras ocasiones, empleaba esta primera semana para volver a construir el clima de clase y empezaba con otras impresiones, pero esto de no trabajar en un tutoría, me está enseñando mucho y me está haciendo aprender de otras situaciones educativas que hasta ahora no había experimentado. Tras los típicos saludos y comentarios habituales por estas fechas, nos hemos puesto a trabajar.

Tenía pendiente un reto que marcamos en una de las sesiones de evaluación que tuvimos en el pasado mes de diciembre y con el que debía enfrentarme lo antes posible: trabajar con un grupo la cohesión de la propia clase, colaborando con la tutoría correspondiente. Y en ello me voy a centrar hoy. Recalco, a la par, la importancia que tiene la asignatura de Educación Física para este tipo de trabajo (o las facilidades que ofrece ante un tema como este).

Muchas veces podemos pensar que una clase va sola, que llegan los típicos profesores, sacan sus libros, imparten sus lecciones y se van. No descarto que muchas de ellas funcionen así, pero desde mi corta experiencia, considero que cada maestro/profesor debe construir la dinámica de clase poco a poco. Trabajar con personas requiere construir lazos y crear un ambiente agradable para que posteriormente se pueda trabajar. Sin lo primero, lo segundo es mucho más costoso. Esta percepción también la he ido adquiriendo en la educación no formal, entorno en el que me sigo desenvolviendo y al que debo prácticamente todo lo que sé o he ido aprendiendo como educador.

En una clase se necesita crear una atmósfera cargada de "virtudes" muy valiosas para desenvolverse con éxito en futuras tareas: conocerse y estrechar lazos, crear un clima adecuado de comunicación y de escucha, comprender a las diferentes figuras que van a convivir con nosotros (con sus capacidades y con sus "taras"), ofrecer posibilidades para resolver las posibles tensiones que vayan surgiendo,...; éstas son algunas de esas necesidades y esto no surge aleatoriamente. Cada año, los grupos de chicos van variando en función de los posibles "actores y actrices" que protagonicen cada "película", pero en todos ellos debemos hacer algo: dedicarles tiempo para que funcionen. 

En esta ocasión, hemos pactado utilizar el juego como herramienta educativa (ojalá lo utilizáramos más) y como complemento a una serie de iniciativas que tendrán como objetivo crear un ambiente más sano y con menos tensión. En mi experiencia como entrenador deportivo y como monitor o coordinador de tiempo libre, siempre lo he utilizado como recurso de unión, y puedo argumentar que me ha dado resultado en la mayoría de los casos (por no decir en la totalidad). Y en una clase, contando que seguimos trabajando con personas ¿por qué no?

Gracias a estas dinámicas o actividades, podemos conseguir mucho más que ofreciendo una "chapita" de cómo debes actuar (en alguna ocasión también pueden ser necesarias). Deben experimentar el disfrute con otros, descubrir la cantidad de potencial que encierran todos juntos para lograr algo y gestar una interdependencia positiva que permita a todos llegar a la meta con éxito. Deben cambiar en sus cabeza el término YO por la palabra NOSOTROS y deben aprender a desenvolverse como clan. Esta clave les hará triunfar como colectivo y a nosotros nos facilitará el trabajar con ellos.

Aún es pronto para saber si hemos acertado con el enfoque, pero lo que sí estoy seguro es que cuando apostamos por "cultivar" las relaciones y por construir un grupo dentro de un conjunto de personas que pasan demasiado tiempo juntos, el éxito nos va a llegar y seremos capaces de enfrentarnos a retos mucho más complejos. 






jueves, 5 de enero de 2017

SIN DUDA, EL MAESTRO!!!


En primer lugar, quería felicitaros el año. Empiezo con mis mejores deseos para todos y que como se dice en estas fechas, lo mejor para cada uno de nosotros. Es curioso como el paso de una hoja del calendario, revierte toda la ilusión en nosotros y se convierten en fechas diferentes, acompañadas de un cambio de actitud extraña, euforia, ilusión por hacer y conseguir,... Curioso nuestro comportamiento, la verdad.

Para mí, son días de estar mucho en casa, recogiendo papeles, invirtiendo tiempo en los míos (que los tengo muy descuidados), ordenando estanterías, sentándome en mi mesa para ponerme al día de todas las tareas pendientes (que no son pocas) y gastando el tiempo en otras no tan importantes. Nada más abrir una red social durante uno de esos ratos de calma, me salta un recuerdo muy triste: el fallecimiento de Paco, un profe inmortal que nos dejó hace tres años tal día como hoy.

Aún recuerdo como recibí la noticia, la persona que me lo comunicó y el tiempo que estuve sin reaccionar, intentando asimilar que todo eso estaba pasando (la de veces que me habrán contado un momento como este pero que no comprendí hasta que lo viví). Debo reconocer que lloré, y mucho, ya que egoístamente, no quería que eso fuera verdad. Quería que todos siguiéramos disfrutando de tu presencia.

Era un docente muy experimentado y todo un referente en el centro que estudié o trabajé (y trabajo). Fue una persona bondadosa, muy marista, que nos hacía sonreír y que tenía actitudes muy marcadas en la educación. Era de esos maestros que tocaba el corazón, una de las cualidades más importantes y más difíciles de conseguir.

Aún recuerdo algunos de los comentarios que publicaron sus alumnos y antiguos chicos en las redes:

“Paco fue uno de los más importantes en mi vida él me hizo ver cosas que no sabía y él nunca se acordaba de lo que hacia mal sino de lo bueno”
“Encontrártele por los pasillos y decirte que tal la mujer y los hijos? Un grande #paco

“Ojala le pudiera dar un último abrazo. #GrandePaco

“Gracias por esas clases divertidas, por no parar de hacernos reír!! TE ECHARÉ DE MENOS PACO, SIEMPRE TE RECORDARÉ!!! DEP #Grande#ElMejor
“Que fuera primavera y Paco te dijese FELIZ NAVIDAD con una sonrisa de oreja a oreja...siempre se van los mejores.”

La verdad es que al volver a releerlos, se me dibuja una sonrisa agradable, y me hace recordar mucho de lo que aprendí de tu forma de trabajar y enseñar. Contigo, me quedaron claras varias facetas en mi labor docente y que a día de hoy, sigo teniendo presente y que intento poner en práctica. También debo reconocer que son muy complejas las tareas que me pusiste:

-La importancia de la persona sobre el resto de los asuntos y estructuras con los que trabajamos. Nuestra profesión va acompañada de términos ininteligibles, abstractos y complejos. Y por encima de todo eso (estándares, competencias,...), está cada niño con la que convivimos. Ese es el verdaddero valor de lo que hacemos.

-El cariño como herramienta educativa. Si alguien puso en práctica cómo tratar a un chico, ese fue Paco. Como un abrazo convertía el estado de ira más incontrolable en paz y en calma. Cómo cualquier gesto ayudaba más que horas de charlas y enseñanzas. La importancia de propia actitud sobre el resto de palabras que emitimos.

-La verdadera carencia que tienen los alumnos "complicados". Siempre recalcabas que eran las personas que más nos necesitaban y a los que más dedicabas tu tiempo. Sin duda, todo un apoyo para aquellos chicos que pasaban por situaciones traumáticas y que encima, les pedíamos que sacaran unas "notazas". Tú conseguiste que tuvieran reconocimiento y que se sintieran queridos, aunque fueran unas pocas horas al día.

-La pasión por la lectura. Si alguien nos mostraba el verdadero valor y la trascendencia de inculcarlo en un aula, ese fuiste tú. 

¡Qué injusto se vuelve el paso del tiempo! Me da pena que olvidemos tan fácilmente a ciertas personas. Personas que deberían ser inmortales y que tendrían que estar presentes en nuestra profesión porque nos puedan resultar modelos claros de cómo desempeñar nuestro trabajo en clave de éxito.Y para mí, él sigue siendo un referente en el que mirarme.

Como te escribí en la última carta: ¡GRACIAS POR TODO, MAESTRO!