Una vez que ha comenzado este trimestre, me he planteado un nuevo reto en las clases de Educación Física. Normalmente, intento introducir modificaciones en las estructuras tipo con las que trabajo, ya que puedo caer en la rutina y... ¡eso me mata! Podría vivir de las rentas, preparar unas clases modelo y a disfrutar... pero no me deja la condición. Tengo ganas de experimentar y probar "historias" diferentes (no siempre, ¿eh?).
La coevaluación de pares es un proceso de valoración en el cual participan los propios alumnos, no solo el profesorado. Falchikov, 2005 y Sivan, 2000 indican que profundiza la comprensión de los estudiantes de su propio aprendizaje y permite que se involucren de manera más activa y autodirigida en su proceso de aprendizaje. Podría citar más características o efectos que puede producir, pero creo que con esa breve referencia nos puede facilitar la comprensión de este concepto.
Una vez aclarado el término, os cuento mi experiencia. Hasta ahora, lo había probado dentro de un aula (asignaturas que se trabajan dentro de una clase), pero no lo había experimentado en un gimnasio. Y aunque llevamos tres días de práctica, me está llamando positivamente la atención.
Hemos organizado grupos de trabajo para realizar esta fase de cada sesión. Al finalizar cada clase, ellos disponen de un tiempo en el que se reúnen en torno a una carpeta, con una serie de registros y comparten sus impresiones. En primer lugar, analizan con el grupo que valoración se "autoimponen" por su actitud genérica de la clase (antes hemos definido con ellos en qué se tienen que basar) y argumentan cada valoración ante el "tribunal" que forman el resto de sus compañeros de grupo. Una vez que acaba la ronda, llega la parte más interesante. Entre todos, bajo los mismos criterios de antes, se valoran los unos a los otros, argumentando la elección de su estimación. Y es ahí donde se está generando un debate muy interesante, muy natural y muy sano. Me encanta acercarme como un mero espectador a cada grupo y escuchar cómo confrontan (aún con ciertos temores) unos con otros con la única finalidad de hacer mejor al que tienen delante.
La coevaluación de pares es una situación con muchas visiones, y a la vez, acompañada de muchos miedos. Muchos argumentan, con una parte de razón, que: "todos se ponen una nota muy alta sin analizar mucho más", "si son amigos obtendrán unas apreciaciones positivas, y si no, ya sabes",... Entiendo que no debe ser el único diagnóstico válido y que esos juicios no van muy desencaminados, pero creo que es un reto docente. También entiendo que para que este proceso sea válido, debe ir acompañado de una serie de características, sobre todo lo que esté relacionado con la confianza grupal o tener claro el objetivo común o las actitudes necesarias de todos los implicados para llevarlo a cabo.
Pienso que es muy positivo enseñar a nuestros alumnos a que se analicen y evalúen. No solo documentos, trabajos o logros. También es necesario empezar con las actitudes de las personas que llevan a cabo una determinada tarea. Y no solo por parte de la figura del profesor. Valoro que es una forma de aprender, y además, es eficaz. Que todos los que me rodean tengan la misión de hacerme mejor y que yo me nutra de otros para ser mejor, actuar mejor o modificar ciertos comportamientos, conductas o procesos me va a permitir ¡APRENDER!, ¡CONOCER!, ¡MEJORAR!
Este tipo de ejercicios es algo muy temido en nuestro entorno social. Llevamos fatal que otros nos digan cómo hemos hecho algo (seguramente por experiencias pasadas negativas), porque nuestro ego bloquea nuestro pensar o porque no nos entra en la cabeza este tipo de visión evaluadora. Pero puedo decir, que bien hecho, cuidando la comunicación y el lenguaje, existiendo interés del receptor/es y emisor/es y con un fin claro, es un momento extraordinario. Cuesta aceptar que otros vean y sean conscientes de nuestras debilidades, y más si encima me lo dicen a la cara... pero qué sano es. ¡Qué bien nos vendría que entraran en nuestras "cavernas" a tirarnos un poco de los pelos de vez en cuando!"
Aún es muy pronto para hacer una valoración del nuevo proceso (para mí) que hemos introducido, ya que con estas escasas referencias sería deshonesto decir que todo es perfecto, que es un método infalible o que es la maravilla mundial. Lógicamente hace falta tiempo, meter la pata, crear conflictos, solventarlos, modificar,... pero creo que es un camino adecuado para que nuestros chicos puedan mejorar.
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