Rinconesenlared

jueves, 12 de enero de 2017

CONSTRUYENDO GRUPOS


Tengo una noticia, no sé si buena o mala: ¡la rutina ha vuelto! Después de haber disfrutado de unos días de descanso y de haber tenido un parón necesario, he vuelto a ponerme delante de las fieras. A pesar que mis ganas no eran las más positivas del mundo, he intentado afrontar este principio de semana con la mejor actitud posible. Sabed que me ha resultado muy complejo, pero que por buenas intenciones que no quede.

Como en el mes de septiembre, las sensaciones del inicio con las clases han sido extrañas. El recibimiento de los chicos, y el mío, ha sido bastante frío (algo también muy habitual en mí, o eso me reprochan). En otras ocasiones, empleaba esta primera semana para volver a construir el clima de clase y empezaba con otras impresiones, pero esto de no trabajar en un tutoría, me está enseñando mucho y me está haciendo aprender de otras situaciones educativas que hasta ahora no había experimentado. Tras los típicos saludos y comentarios habituales por estas fechas, nos hemos puesto a trabajar.

Tenía pendiente un reto que marcamos en una de las sesiones de evaluación que tuvimos en el pasado mes de diciembre y con el que debía enfrentarme lo antes posible: trabajar con un grupo la cohesión de la propia clase, colaborando con la tutoría correspondiente. Y en ello me voy a centrar hoy. Recalco, a la par, la importancia que tiene la asignatura de Educación Física para este tipo de trabajo (o las facilidades que ofrece ante un tema como este).

Muchas veces podemos pensar que una clase va sola, que llegan los típicos profesores, sacan sus libros, imparten sus lecciones y se van. No descarto que muchas de ellas funcionen así, pero desde mi corta experiencia, considero que cada maestro/profesor debe construir la dinámica de clase poco a poco. Trabajar con personas requiere construir lazos y crear un ambiente agradable para que posteriormente se pueda trabajar. Sin lo primero, lo segundo es mucho más costoso. Esta percepción también la he ido adquiriendo en la educación no formal, entorno en el que me sigo desenvolviendo y al que debo prácticamente todo lo que sé o he ido aprendiendo como educador.

En una clase se necesita crear una atmósfera cargada de "virtudes" muy valiosas para desenvolverse con éxito en futuras tareas: conocerse y estrechar lazos, crear un clima adecuado de comunicación y de escucha, comprender a las diferentes figuras que van a convivir con nosotros (con sus capacidades y con sus "taras"), ofrecer posibilidades para resolver las posibles tensiones que vayan surgiendo,...; éstas son algunas de esas necesidades y esto no surge aleatoriamente. Cada año, los grupos de chicos van variando en función de los posibles "actores y actrices" que protagonicen cada "película", pero en todos ellos debemos hacer algo: dedicarles tiempo para que funcionen. 

En esta ocasión, hemos pactado utilizar el juego como herramienta educativa (ojalá lo utilizáramos más) y como complemento a una serie de iniciativas que tendrán como objetivo crear un ambiente más sano y con menos tensión. En mi experiencia como entrenador deportivo y como monitor o coordinador de tiempo libre, siempre lo he utilizado como recurso de unión, y puedo argumentar que me ha dado resultado en la mayoría de los casos (por no decir en la totalidad). Y en una clase, contando que seguimos trabajando con personas ¿por qué no?

Gracias a estas dinámicas o actividades, podemos conseguir mucho más que ofreciendo una "chapita" de cómo debes actuar (en alguna ocasión también pueden ser necesarias). Deben experimentar el disfrute con otros, descubrir la cantidad de potencial que encierran todos juntos para lograr algo y gestar una interdependencia positiva que permita a todos llegar a la meta con éxito. Deben cambiar en sus cabeza el término YO por la palabra NOSOTROS y deben aprender a desenvolverse como clan. Esta clave les hará triunfar como colectivo y a nosotros nos facilitará el trabajar con ellos.

Aún es pronto para saber si hemos acertado con el enfoque, pero lo que sí estoy seguro es que cuando apostamos por "cultivar" las relaciones y por construir un grupo dentro de un conjunto de personas que pasan demasiado tiempo juntos, el éxito nos va a llegar y seremos capaces de enfrentarnos a retos mucho más complejos. 






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