Rinconesenlared

miércoles, 25 de noviembre de 2015

UNA SEMANA MÁS

Esta semana hemos tratado varios temas en nuestra dinámica de clase. No nos hemos centrado en algo concreto, pero si hemos abordado varios asuntos que han despertado interés.

Lo más llamativo para los chicos ha sido elaborar un diario de emociones. El lunes, comenzamos nuestra semana con un folio en blanco encima de la mesa. Después de dar varias indicaciones sobre cómo hacerlo (yo soy bastante negado ante este tipo de trabajos, aunque cada día me fascinan más), lo estrenamos. Tras el ritual inicial de decorarlo y poner nuestro nombre, cada día comenzamos nuestros momentos de clase escribiendo o dibujando cómo nos sentimos. Es algo sencillo, porque el uso de emoticonos nos está ayudando a identificar esas sensaciones. También, algunos "atrevidos", empiezan a escribir esos sentimientos.

Siento que vamos dando pasos (lentos, pero los vamos dando) y me encanta ver que aprovechan este espacio para ellos, e incluso, lo han normalizado: dedicarse un tiempo a pararse, pensar en ellos mismos y cómo están y compartirlo con total naturalidad con el resto de sus compañeros.

Otra cuestión que sigue emocionándonos (a mi el primero) es el ir recibiendo noticias sobre nuestro proyecto "miclasemifoto". Cada vez que nos llega una imagen, lo comentamos entre nosotros y salen expresiones como: "es tremendo que una clase pueda lograr esto", "nunca imaginé que tanta gente colaboraría", "me encanta", "estoy feliz porque lleguen las fotos",... Hace un par de meses leí un artículo que hablaba de la importancia de la emoción en los alumnos para que estén conectados con su aprendizaje. Cada día que paso en un aula, valoro que es fundamental. Si no sienten, no los ilusionamos ni los comprometemos a proyectos propios, es difícil conectarlos a otros aprendizajes esenciales.

El tercer tema que quiero compartir está relacionado con un rincón de clase que está triunfando (llevamos dos semanas que están siendo muy utilizados): temas para abordar en nuestras asambleas. Comparto todas las preguntas que han pedido tratar esta semana pasada:
-¿Existen las casualidades?
-¿Qué sentido tiene la vida?
-¿Qué motivos tienen los terroristas para matar?
-¿Se deberían mandar deberes?
-¿Qué es amor y ser amado?
-¿Por qué hay gente que quiere cambiar de sexo?

Sinceramente, hay muchos temas interesantes que podíamos tratar en clase, y me da rabia no poder mejorar mi organización para poder responder a sus inquietudes, que no a sus respuestas (¡Ojalá!). Algunas son complicadísimas de afrontar, pero si ellos lo piden, es porque se cuestionan muchos asuntos cada día.

Por último, quisiera contaros que esta semana comenzaremos con varios rincones extras que no contaba con ellos. Los hemos tenido que situar fuera del aula, porque ya no tenemos mucho más espacio en nuestra corchera trasera. Os iremos informando de su utilidad... o no.

viernes, 20 de noviembre de 2015

LOS TERRORISTAS Y LOS MAYORES

Esta semana hemos tenido varios momentos interesantes, donde hemos intercambiado varias impresiones acerca de dos temas que les preocupaban o interesaban.

Como es lógico, el asunto fundamental de esta semana se ha centrado en los diferentes ataques terroristas sucedidos durante el fin de semana. Los primeros argumentos reflejaban varias emociones: miedo, tristeza, desconcierto, dubitativos,...

Las principales cuestiones que se planteaban acerca de las intenciones de estos personajes, y sobre todo, la más repetida ¿por qué?

¿Por qué lo hacen?
¿Por qué matan?
¿Por qué a gente inocente?
¿Por qué lo hacen de esta forma?

Muchos interrogantes y pocas respuestas que les ayuden a aclarar sus dudas. Es difícil tener que "enfrentarse" a un grupo de alumnos, que piden soluciones a todas sus cuestiones y no poder resolver ni las más repetidas.

Parece, que tras extendernos en un diálogo respetuoso, hemos logrado el objetivo de hacerles ver que el Islam no está representado por estos "personajes", que la comunidad musulmana no actúa así y que como en todas las comunidades o círculos sociales, existen fanáticos que alteran la convivencia, independientemente de razas, culturas, creencias o religiones. Con eso, me doy por satisfecho.

La segunda reflexión me ha impactado mucho. No tiene nada que ver con temas actuales. Lo que ellos querían tratar, tenía que ver con una pregunta sencilla que trasladaban en nuestro rincón de la asamblea: ¿cambian las personas a medida que se hacen mayores?

Muchos de los alumnos expresaban que era un cambio lógico, y que con el paso del tiempo, sus intereses se iban perdiendo o cambiando. Lo comparaban con el gusto por jugar o dibujar, que lentamente se transformaba hacia un interés por el dinero o el éxito. Otros decían que, de mayores, tenemos que cambiar sí o sí, que nuestro propio ritmo de vida nos obligaba a adaptarnos a una realidad diferente al juego o a la felicidad. añadieron que nos empezarán a gustar asuntos que ahora mismo no tienen sentido para ellos: política, dinero, éxito,... Me encantó descubrir que ellos viven en torno a la felicidad. Son felices, posiblemente sin saber la razón, pero lo son (es algo que me crea mucha envidia).

Una pregunta que les ayudó a aterrizar fue esta: ¿qué os gustaría mantener cuando seáis más mayores y que os gustaría perder/cambiar de aquí a unos años?. Algunas ideas que lanzaron sobre la primera impresión fueron: mantener la alegría, mis amigos, el sentido del humor, tener pocas ocupaciones y preocupaciones, el espíritu de niño, el ser sorprendido con detalles grandes y con los pequeños... y ser felices. En cambio, me asustó la visión que tienen de nosotros, los adultos. Intentarían evitar nuestra tristeza (aunque algunos lo señalaron como algo necesario para aprender), la seriedad constante, las miles de ocupaciones diarias, los nervios o las tensiones que nos ahogan, nuestro pesimismo constante,... La frase que más me impactó fue: "No me gusta ver a los mayores todo el día tristes, me angustia".

Durante el debate, me sorprendieron gratamente algunas preguntas que lanzaron y que se iban respondiendo o argumentando los unos a los otros, alcanzando un nivel de reflexión admirable (yo jamás hubiera sido capaz de razonar algunos de los enunciados que ellos proclamaron).

¿Podemos elegir nuestro futuro?
¿Qué sentido tiene trabajar constantemente y ganar mucho dinero si luego no puedes disfrutarlo con los tuyos?
¿Es mejor trabajar mucho y tener algo que comer, o no trabajar y no poder comer?

Haciendo una relectura de la sesión, me aterra ser consciente sobre la impresión que tienen de los adultos. También me hace ver que no se les escapa nada de lo que nos ven día a día, que somos modelo para todo: para aquello que les encanta y que intentan incorporar en su día a día, y también de lo que intentan evitar: actitudes que no les atraen nada, sobre todo, aquellas que les alejan de la felicidad.

Sinceramente, es un grupo muy transparente y muy reflexivo. Me encanta compartir con ellos estos momentos, y que puedan comunicar sus interrogantes, dudas, o simplemente, sus pensamientos. Creo que es muy enriquecedor para todos (para mí el primero) el poder contagiarnos con nuestras opiniones y aportaciones. Cada día disfruto más con nuestras horas de Filosofía.


miércoles, 4 de noviembre de 2015

LOS RINCONES DE CLASE


Hoy ha tocado el turno de valorar el funcionamiento de los rincones de clase, algo que les ha llamado especialmente la atención en este curso.

Siguiendo el ejemplo de César Bona, el año pasado, decidimos en este curso (6º de Primaria) habilitar varios espacios de la corchera de clase para que reflejen en ellos diversos temas:

Critico que...
Necesito ayuda con...
Una canción para esta semana...
Desayunos compartidos...
La noticia de la semana...
Propuestas para clase...
Temas de la asamblea...

Al principio de curso, marqué unas normas de funcionamiento para intentar que su uso no interrumpiera el ritmo de clase, pero poco a poco, vamos ajustando esos criterios y vamos consensuando los cambios entre todos, con la intención de potenciar este espacio y que el "trabajo diario" no se vea alterado.

Ellos iban aportando su visión a estos lugares, destacándolos como algo que les encanta porque pueden expresarse libremente, pueden desahogarse en ciertos momentos, participan en la dinámica y estructura de la clase, el diseño,... La verdad que están bastante enganchados.

Llegó el momento de estudiar las propuestas que hacían, cuando una compañera nos explicó su propuesta: crear un rincón de Arte. Les pregunté si era para colgar cuadros famosos, imágenes artísticas,... pero no había acertado con sus intenciones. Su propuesta era tener un lugar en clase para colgar aquellas composiciones que iban haciendo a lo largo de la semana: en las aburridas clases de Lengua, en los amaneceres de los jueves, en los ratos de "estudio" casero,...

Me pareció una idea bastante buena, dado que son auténticos artistas (si pudierais ver los dibujos que son capaces de hacer cuando están en pleno aburrimiento me comprenderíais) y a partir de esa idea inicial, fuimos completando el formato y su funcionamiento. Lo que acordamos fue: que sea algo libre, dedicar un escenario un poco más grande lo habitual para que todos tuviéramos la oportunidad de ir colgando aquellos dibujos que nos apetezca o queramos colgar  y la tercera, fue la que me descolocó. solicitaron una hoja que esté en el centro de los dibujos para poder escribir qué emociones percibían en el momento que lo observaban.

Sinceramente, no me esperaba en absoluto que propusieran algo así, pero una gran mayoría lo apoyó y veían necesario dedicar un lugar de clase para reflejar su sentir y las emociones que ellos iban sintiendo con la observación de este rincón. Me parece muy adecuado que reclamen formas de expresarse, que lo vean como una necesidad y que no tengan reparos en compartirlos con sus compañeros, aprendiendo a identificar ciertas emociones. También me parece muy interesante que reclamen el arte como algo de disfrute y como algo que les hace sentir. ¡Es una forma de empezar!

El lunes comenzaremos con este trabajo. Veremos en qué acaba...
¿Qué existe detrás de la muerte?

Tengo pendiente un artículo de la semana pasada, y no quería dejar de reflexionar sobre un tema que apareció en las preguntas que lanzan los chicos.

Como en otras ocasiones, les fui leyendo todas las propuestas que habían escrito hasta esa fecha y ellos iban levantando la mano, señal que me hacía ver si les interesaba tratar.

Después de proponer temas como qué era el amor, los posibles miedos que tienen, la independencia de Cataluña, la soledad,... la que más les llamó la atención fue: ¿qué hay detrás de la muerte?

Coincidía que era la semana de Halloween, e imaginé que estaba relacionado con lo que habían trabajado en otras asignaturas, pero me llamó mucho la atención la necesidad que manifestaban para hablar de este tema (22 de 24 alumnos). Pensé que era algo complejo, pero... es lo que habían decidido.

Las primeras intervenciones hablaban sobre cómo veían la muerte, centrándose en los términos cielo e infierno. Otros hablaban de un sueño prolongado, una vida mejor, alguna "leyenda" o cuento que habían escuchado...

Una vez habían argumentado sobre este primer asunto, comenzó lo inquietante del diálogo nada más lanzarles una pregunta simple: ¿por qué produce tanto temor?¿por qué cuesta hablar sobre este tema?

Algunas caras cambiaron repentinamente y desde aquí, comenzamos una conversación más profunda, relacionada con nuestras emociones y con las posibles experiencias personales. Aparecieron mucho palabras como "tristeza", "miedo" y "terror". Acabé con una buena sensación y creo que ellos, a pesar de la temática, también. 

Realmente, pienso que es un tema que les asusta mucho (experiencias vividas que nos han contado lo recalcan), que tampoco han hablado o se han atrevido a hacerlo de forma pública (sí en círculos cerrados) por ser un asunto "tabú" y que el hecho de compartirlo entre todos, ha sido beneficioso a la hora de comprendernos entre nosotros y conocernos un poco más.

 Lamentablemente, no pudimos acabar la sesión, porque el tiempo se nos echó encima, pero destaco varios apartados:
-El ambiente de escucha y de atención sobre lo tratado.
-Cómo vamos aprendiendo a respetar los turnos de palabra.
-La expresión libre de lo que pensamos, sin miedo a ser juzgados, se rían, contar lo que "quiere escuchar el profesor".