Rinconesenlared

viernes, 20 de noviembre de 2015

LOS TERRORISTAS Y LOS MAYORES

Esta semana hemos tenido varios momentos interesantes, donde hemos intercambiado varias impresiones acerca de dos temas que les preocupaban o interesaban.

Como es lógico, el asunto fundamental de esta semana se ha centrado en los diferentes ataques terroristas sucedidos durante el fin de semana. Los primeros argumentos reflejaban varias emociones: miedo, tristeza, desconcierto, dubitativos,...

Las principales cuestiones que se planteaban acerca de las intenciones de estos personajes, y sobre todo, la más repetida ¿por qué?

¿Por qué lo hacen?
¿Por qué matan?
¿Por qué a gente inocente?
¿Por qué lo hacen de esta forma?

Muchos interrogantes y pocas respuestas que les ayuden a aclarar sus dudas. Es difícil tener que "enfrentarse" a un grupo de alumnos, que piden soluciones a todas sus cuestiones y no poder resolver ni las más repetidas.

Parece, que tras extendernos en un diálogo respetuoso, hemos logrado el objetivo de hacerles ver que el Islam no está representado por estos "personajes", que la comunidad musulmana no actúa así y que como en todas las comunidades o círculos sociales, existen fanáticos que alteran la convivencia, independientemente de razas, culturas, creencias o religiones. Con eso, me doy por satisfecho.

La segunda reflexión me ha impactado mucho. No tiene nada que ver con temas actuales. Lo que ellos querían tratar, tenía que ver con una pregunta sencilla que trasladaban en nuestro rincón de la asamblea: ¿cambian las personas a medida que se hacen mayores?

Muchos de los alumnos expresaban que era un cambio lógico, y que con el paso del tiempo, sus intereses se iban perdiendo o cambiando. Lo comparaban con el gusto por jugar o dibujar, que lentamente se transformaba hacia un interés por el dinero o el éxito. Otros decían que, de mayores, tenemos que cambiar sí o sí, que nuestro propio ritmo de vida nos obligaba a adaptarnos a una realidad diferente al juego o a la felicidad. añadieron que nos empezarán a gustar asuntos que ahora mismo no tienen sentido para ellos: política, dinero, éxito,... Me encantó descubrir que ellos viven en torno a la felicidad. Son felices, posiblemente sin saber la razón, pero lo son (es algo que me crea mucha envidia).

Una pregunta que les ayudó a aterrizar fue esta: ¿qué os gustaría mantener cuando seáis más mayores y que os gustaría perder/cambiar de aquí a unos años?. Algunas ideas que lanzaron sobre la primera impresión fueron: mantener la alegría, mis amigos, el sentido del humor, tener pocas ocupaciones y preocupaciones, el espíritu de niño, el ser sorprendido con detalles grandes y con los pequeños... y ser felices. En cambio, me asustó la visión que tienen de nosotros, los adultos. Intentarían evitar nuestra tristeza (aunque algunos lo señalaron como algo necesario para aprender), la seriedad constante, las miles de ocupaciones diarias, los nervios o las tensiones que nos ahogan, nuestro pesimismo constante,... La frase que más me impactó fue: "No me gusta ver a los mayores todo el día tristes, me angustia".

Durante el debate, me sorprendieron gratamente algunas preguntas que lanzaron y que se iban respondiendo o argumentando los unos a los otros, alcanzando un nivel de reflexión admirable (yo jamás hubiera sido capaz de razonar algunos de los enunciados que ellos proclamaron).

¿Podemos elegir nuestro futuro?
¿Qué sentido tiene trabajar constantemente y ganar mucho dinero si luego no puedes disfrutarlo con los tuyos?
¿Es mejor trabajar mucho y tener algo que comer, o no trabajar y no poder comer?

Haciendo una relectura de la sesión, me aterra ser consciente sobre la impresión que tienen de los adultos. También me hace ver que no se les escapa nada de lo que nos ven día a día, que somos modelo para todo: para aquello que les encanta y que intentan incorporar en su día a día, y también de lo que intentan evitar: actitudes que no les atraen nada, sobre todo, aquellas que les alejan de la felicidad.

Sinceramente, es un grupo muy transparente y muy reflexivo. Me encanta compartir con ellos estos momentos, y que puedan comunicar sus interrogantes, dudas, o simplemente, sus pensamientos. Creo que es muy enriquecedor para todos (para mí el primero) el poder contagiarnos con nuestras opiniones y aportaciones. Cada día disfruto más con nuestras horas de Filosofía.


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