Rinconesenlared

miércoles, 15 de febrero de 2017

PUNTO Y ¿SEGUIDO?

Por primera vez en año y medio, tiempo que lleva abierto este blog, me siento a escribir con una idea muy clara y que llevo meditando mucho en los últimos meses: voy a hacer una pausa con la "vida" que lleva este espacio personal.

Comencé a publicar a mediados de octubre del curso pasado. El objetivo fundamental de este espacio era transmitir fuera del aula los pensamientos y los planteamientos que iban surgiendo en una clase, compartir sus razonamientos, dar voz a sus críticas, trasladar todo o una gran parte de lo que estaba sucediendo en un espacio un tanto cerrado y que necesitaba ver luz fuera de nuestras cuatro paredes. Pero con el paso del tiempo y con mi nuevo rol docente, esto se ha ido alejando del planteamiento inicial y esa misión que tenía clara meses atrás se ha desvirtuado.

Analizando las últimas entradas, tan solo me estoy centrando en ofrecer situaciones que me van acompañando cada semana y que interpreto desde mi punto de vista. Prácticamente, no hay voces de alumnos y es lo que le hace perder valor a este rincón de reflexión. Y eso no es lo que pretendía. Por otro lado, noto que no expreso ilusión (puede ser una percepción personal) en lo que escribo y que se va convirtiendo en algo más artificial y personal, es decir, que he perdido frescura.

Estoy convencido que el día que vuelva a tener la oportunidad de llevar una tutoría, reabriré este blog para volver a compartir estas experiencias, y sobre todo, transmitir sus inquietudes y opiniones. Puedo adelantar que ya tengo algunas ideas preparadas... pero ahora no es el momento.

Quisiera agradecer a todas las personas que me habéis mostrado vuestro apoyo y comunicado vuestros ánimos durante la "vida" de este proyecto. Debo decir que estoy muy sorprendido que algo tan insignificante haya conseguido más de 4000 visitas... ¡una pasada! Habéis sido muy importantes para mí en este tiempo, sobre todo, por empujarme cada semana y alentarme a cuidar este espacio. Ya sean alumnos, compañeros de trabajo, padres y madres, compañeros de la educación no formal, amigos,... ¡GRACIAS! También debo destacar a Mary, mi madre, seguidora fiel y crítica fervorosa, por todo lo que hemos compartido gracias a este blog. Gracias por tu empuje y tu energía.

Sueño con que esta entrada sea un punto y seguido y no algo que lo cierre...


"Si crees en los sueños, ellos se crearán" (Albert Espinosa)

jueves, 9 de febrero de 2017

LAS CLASES EN LAS REDES

Desde hace dos semanas, he sido incapaz de sacar un hueco para poder sentarme. Ya sea porque la gripe me "ha convocado" durante unos cuantos días, o ya sea porque el trabajo de la semana pasada ha reclamado prácticamente todo mi tiempo y atención. Sinceramente, lo he echado de menos. He podido atender el otro blog que estoy compartiendo (más que nada por cumplir con lo pactado y porque también es algo que me ilusiona mucho), pero no he sido capaz de buscar un hueco adecuado para este.

He vivido varias experiencias docentes a lo largo de este periodo y han resultado muy interesantes. Lo "malo" es que muchas de ellas las he apreciado fuera de un aula y en un contexto que no tiene mucho que ver con la educación formal, temas en los que intento centrarme en este espacio. Aunque podría ser muy interesante también compartirlo. 

Respecto al tema que me gustaría detenerme hoy, nace de una conversación que he tenido a lo largo de estos días con un gran profesional del mundo docente y con quién comparto muchas inquietudes. Me pareció muy interesante el poder debatir sobre la presencia de las clases y de los colegios en las redes sociales. Y de la cantidad de recursos que tenemos en nuestra mano y que quizás, no sabemos exprimir.

Varios años atrás, decidí unirme a la comunidad de Twitter para ver en qué consistía. Las primeras noticias sobre esta plataforma me llegaron al leer algún periódico deportivo. Veía que ciertos deportistas americanos compartían en esta red sus comentarios y valoraciones de determinados partidos. Al principio no lo vi muy útil, pero poco a poco he ido descubriendo un mundo grandioso y muy interesante en el ámbito profesional, al menos en la educación, que es de lo poco que conozco.

De unos tres o cuatro años para acá, sigo a cientos de colegios, con el objetivo de conocer su actividad, sus dinámicas de funcionamiento, observar otro tipo o estilo de trabajo, posibles recursos que pueda incorporar a las planificaciones que pueda hacer,... También, "sigo" a educadores que comparten sus experiencias y que posibilitan que otros podamos mejorar nuestras actuaciones. La verdad es que es lo que más agradezco de estos "tipos" anónimos, ya que ayudan mucho a sus compañeros de profesión al compartir todo lo que hacen.

Cada día puedo observar miles de fotos que explican brevemente la actividad docente en estos centros y me alegra saber que las clases tienen cierta visibilidad en el exterior. Pienso que siempre ha sido un espacio muy cerrado (al menos lo que yo conocía o conozco) y que cada vez vamos derribando ciertas barreras, mostrando al "espectador" una mínima parte de lo que sucede en una clase. También se puede apreciar que el mundo de la educación y el "arte" de dar clase va cambiando rápidamente. Dejamos atrás modelos expositivos y comenzamos a sentirnos cómodos con otros más experienciales. Y eso me gusta. Me gusta ver que algo va cambiando y que se lo mostramos al mundo con orgullo, pero también con lentitud.

Otro aspecto que me satisface es el cuidado de la imagen que ofrece cada centro sobre sus actividades y vida colegial. Esto es un arma de doble filo, porque en ocasiones, puede interpretarse como un mero escaparate que enseña a los "clientes" momentos agradables con los que poder sorprender o llamar la atención. Pero me encanta saber que un amplio grupo de docentes estamos predispuestos a compartir lo que hacemos, dejando alguna evidencia de ese trabajo y con una información útil para otros compañeros de profesión. Y también que los colegios son espacios de vida y de momentos enérgicos que ayudan a que nuestros chicos despierten.

Por otro lado, me tengo que mostrar muy crítico con algún aspecto relacionado con este asunto. En primer lugar, creo que cada centro debería tener marcada una estrategia a la hora de compartir sus evidencias. Pienso que no todo vale y que deberíamos centrarnos en acciones "novedosas", que puedan tener repercusión o que ayuden a otros a reflexionar. Repetir la mismas actividades no es algo muy positivo y puede interpretarse como falta de planificación o de frescura ante el trabajo.

Otro matiz que pienso que se debería tratar con urgencia es la formación docente y el trabajo en las redes. Obviamente, no es fundamental trasladar el cometido de todos los docentes pero creo que nos ayudaría a aprender de los que más experiencia puedan tener. Tenemos profesores con diferentes perfiles: unos que comienzan a trabajar con una base medio sólida en un mundo de conectados, ya que han medio nacido con ello y otros que deben engancharse a este proceso porque no han tenido la oportunidad de hacerlo antes. Y para que todos podamos partir de un mismo punto, o que los maestros tengan la oportunidad de conectar con ello, necesitamos captar al mayor número de miembros.

Para concluir este artículo, me gustaría cerrarlo con una invitación. Empujar a todos los docentes a compartir su trabajo para poder crear una red tan amplia que repercuta directamente en el alumnado. Si nuestro centro de atención obtiene más fórmulas "mágicas" de trabajo (que sean válidas, claro), podremos seguir luchando por cambiar algo que buscamos cada día: despertar a las "bestias" para que mejoren lo que hoy tenemos.




jueves, 19 de enero de 2017

APRENDEMOS A EVALUAR-NOS

Una vez que ha comenzado este trimestre, me he planteado un nuevo reto en las clases de Educación Física. Normalmente, intento introducir modificaciones en las estructuras tipo con las que trabajo, ya que puedo caer en la rutina y... ¡eso me mata! Podría vivir de las rentas, preparar unas clases modelo y a disfrutar... pero no me deja la condición. Tengo ganas de experimentar y probar "historias" diferentes (no siempre, ¿eh?).


La coevaluación de pares es un proceso de valoración en el cual participan los propios alumnos, no solo el profesorado. Falchikov, 2005 y Sivan, 2000 indican que profundiza la comprensión de los estudiantes de su propio aprendizaje y permite que se involucren de manera más activa y autodirigida en su proceso de aprendizaje. Podría citar más características o efectos que puede producir, pero creo que con esa breve referencia nos puede facilitar la comprensión de este concepto. 


Una vez aclarado el término, os cuento mi experiencia. Hasta ahora, lo había probado dentro de un aula (asignaturas que se trabajan dentro de una clase), pero no lo había experimentado en un gimnasio. Y aunque llevamos tres días de práctica, me está llamando positivamente la atención.

Hemos organizado grupos de trabajo para realizar esta fase de cada sesión. Al finalizar cada clase, ellos disponen de un tiempo en el que se reúnen en torno a una carpeta, con una serie de registros y comparten sus impresiones. En primer lugar, analizan con el grupo que valoración se "autoimponen" por su actitud genérica de la clase (antes hemos definido con ellos en qué se tienen que basar) y argumentan cada valoración ante el "tribunal" que forman el resto de sus compañeros de grupo. Una vez que acaba la ronda, llega la parte más interesante. Entre todos, bajo los mismos criterios de antes, se valoran los unos a los otros, argumentando la elección de su estimación. Y es ahí donde se está generando un debate muy interesante, muy natural y muy sano. Me encanta acercarme como un mero espectador a cada grupo y escuchar cómo confrontan (aún con ciertos temores) unos con otros con la única finalidad de hacer mejor al que tienen delante.

La coevaluación de pares es una situación con muchas visiones, y a la vez, acompañada de muchos miedos. Muchos argumentan, con una parte de razón, que: "todos se ponen una nota muy alta sin analizar mucho más", "si son amigos obtendrán unas apreciaciones positivas, y si no, ya sabes",... Entiendo que no debe ser el único diagnóstico válido y que esos juicios no van muy desencaminados, pero creo que es un reto docente. También entiendo que para que este proceso sea válido, debe ir acompañado de una serie de características, sobre todo lo que esté relacionado con la confianza grupal o tener claro el objetivo común o las actitudes necesarias de todos los implicados para llevarlo a cabo.

Pienso que es muy positivo enseñar a nuestros alumnos a que se analicen y evalúen. No solo documentos, trabajos o logros. También es necesario empezar con las actitudes de las personas que llevan a cabo una determinada tarea. Y no solo por parte de la figura del profesor. Valoro que es una forma de aprender, y además, es eficaz. Que todos los que me rodean tengan la misión de hacerme mejor y que yo me nutra de otros para ser mejor, actuar mejor o modificar ciertos comportamientos, conductas o procesos me va a permitir ¡APRENDER!, ¡CONOCER!, ¡MEJORAR!

Este tipo de ejercicios es algo muy temido en nuestro entorno social. Llevamos fatal que otros nos digan cómo hemos hecho algo (seguramente por experiencias pasadas negativas), porque nuestro ego bloquea nuestro pensar o porque no nos entra en la cabeza este tipo de visión evaluadora. Pero puedo decir, que bien hecho, cuidando la comunicación y el lenguaje, existiendo interés del receptor/es y emisor/es y con un fin claro, es un momento extraordinario. Cuesta aceptar que otros vean y sean conscientes de nuestras debilidades, y más si encima me lo dicen a la cara... pero qué sano es. ¡Qué bien nos vendría que entraran en nuestras "cavernas" a tirarnos un poco de los pelos de vez en cuando!"

Aún es muy pronto para hacer una valoración del nuevo proceso (para mí) que hemos introducido, ya que con estas escasas referencias sería deshonesto decir que todo es perfecto, que es un método infalible o que es la maravilla mundial. Lógicamente hace falta tiempo, meter la pata, crear conflictos, solventarlos, modificar,... pero creo que es un camino adecuado para que nuestros chicos puedan mejorar.

jueves, 12 de enero de 2017

CONSTRUYENDO GRUPOS


Tengo una noticia, no sé si buena o mala: ¡la rutina ha vuelto! Después de haber disfrutado de unos días de descanso y de haber tenido un parón necesario, he vuelto a ponerme delante de las fieras. A pesar que mis ganas no eran las más positivas del mundo, he intentado afrontar este principio de semana con la mejor actitud posible. Sabed que me ha resultado muy complejo, pero que por buenas intenciones que no quede.

Como en el mes de septiembre, las sensaciones del inicio con las clases han sido extrañas. El recibimiento de los chicos, y el mío, ha sido bastante frío (algo también muy habitual en mí, o eso me reprochan). En otras ocasiones, empleaba esta primera semana para volver a construir el clima de clase y empezaba con otras impresiones, pero esto de no trabajar en un tutoría, me está enseñando mucho y me está haciendo aprender de otras situaciones educativas que hasta ahora no había experimentado. Tras los típicos saludos y comentarios habituales por estas fechas, nos hemos puesto a trabajar.

Tenía pendiente un reto que marcamos en una de las sesiones de evaluación que tuvimos en el pasado mes de diciembre y con el que debía enfrentarme lo antes posible: trabajar con un grupo la cohesión de la propia clase, colaborando con la tutoría correspondiente. Y en ello me voy a centrar hoy. Recalco, a la par, la importancia que tiene la asignatura de Educación Física para este tipo de trabajo (o las facilidades que ofrece ante un tema como este).

Muchas veces podemos pensar que una clase va sola, que llegan los típicos profesores, sacan sus libros, imparten sus lecciones y se van. No descarto que muchas de ellas funcionen así, pero desde mi corta experiencia, considero que cada maestro/profesor debe construir la dinámica de clase poco a poco. Trabajar con personas requiere construir lazos y crear un ambiente agradable para que posteriormente se pueda trabajar. Sin lo primero, lo segundo es mucho más costoso. Esta percepción también la he ido adquiriendo en la educación no formal, entorno en el que me sigo desenvolviendo y al que debo prácticamente todo lo que sé o he ido aprendiendo como educador.

En una clase se necesita crear una atmósfera cargada de "virtudes" muy valiosas para desenvolverse con éxito en futuras tareas: conocerse y estrechar lazos, crear un clima adecuado de comunicación y de escucha, comprender a las diferentes figuras que van a convivir con nosotros (con sus capacidades y con sus "taras"), ofrecer posibilidades para resolver las posibles tensiones que vayan surgiendo,...; éstas son algunas de esas necesidades y esto no surge aleatoriamente. Cada año, los grupos de chicos van variando en función de los posibles "actores y actrices" que protagonicen cada "película", pero en todos ellos debemos hacer algo: dedicarles tiempo para que funcionen. 

En esta ocasión, hemos pactado utilizar el juego como herramienta educativa (ojalá lo utilizáramos más) y como complemento a una serie de iniciativas que tendrán como objetivo crear un ambiente más sano y con menos tensión. En mi experiencia como entrenador deportivo y como monitor o coordinador de tiempo libre, siempre lo he utilizado como recurso de unión, y puedo argumentar que me ha dado resultado en la mayoría de los casos (por no decir en la totalidad). Y en una clase, contando que seguimos trabajando con personas ¿por qué no?

Gracias a estas dinámicas o actividades, podemos conseguir mucho más que ofreciendo una "chapita" de cómo debes actuar (en alguna ocasión también pueden ser necesarias). Deben experimentar el disfrute con otros, descubrir la cantidad de potencial que encierran todos juntos para lograr algo y gestar una interdependencia positiva que permita a todos llegar a la meta con éxito. Deben cambiar en sus cabeza el término YO por la palabra NOSOTROS y deben aprender a desenvolverse como clan. Esta clave les hará triunfar como colectivo y a nosotros nos facilitará el trabajar con ellos.

Aún es pronto para saber si hemos acertado con el enfoque, pero lo que sí estoy seguro es que cuando apostamos por "cultivar" las relaciones y por construir un grupo dentro de un conjunto de personas que pasan demasiado tiempo juntos, el éxito nos va a llegar y seremos capaces de enfrentarnos a retos mucho más complejos. 






jueves, 5 de enero de 2017

SIN DUDA, EL MAESTRO!!!


En primer lugar, quería felicitaros el año. Empiezo con mis mejores deseos para todos y que como se dice en estas fechas, lo mejor para cada uno de nosotros. Es curioso como el paso de una hoja del calendario, revierte toda la ilusión en nosotros y se convierten en fechas diferentes, acompañadas de un cambio de actitud extraña, euforia, ilusión por hacer y conseguir,... Curioso nuestro comportamiento, la verdad.

Para mí, son días de estar mucho en casa, recogiendo papeles, invirtiendo tiempo en los míos (que los tengo muy descuidados), ordenando estanterías, sentándome en mi mesa para ponerme al día de todas las tareas pendientes (que no son pocas) y gastando el tiempo en otras no tan importantes. Nada más abrir una red social durante uno de esos ratos de calma, me salta un recuerdo muy triste: el fallecimiento de Paco, un profe inmortal que nos dejó hace tres años tal día como hoy.

Aún recuerdo como recibí la noticia, la persona que me lo comunicó y el tiempo que estuve sin reaccionar, intentando asimilar que todo eso estaba pasando (la de veces que me habrán contado un momento como este pero que no comprendí hasta que lo viví). Debo reconocer que lloré, y mucho, ya que egoístamente, no quería que eso fuera verdad. Quería que todos siguiéramos disfrutando de tu presencia.

Era un docente muy experimentado y todo un referente en el centro que estudié o trabajé (y trabajo). Fue una persona bondadosa, muy marista, que nos hacía sonreír y que tenía actitudes muy marcadas en la educación. Era de esos maestros que tocaba el corazón, una de las cualidades más importantes y más difíciles de conseguir.

Aún recuerdo algunos de los comentarios que publicaron sus alumnos y antiguos chicos en las redes:

“Paco fue uno de los más importantes en mi vida él me hizo ver cosas que no sabía y él nunca se acordaba de lo que hacia mal sino de lo bueno”
“Encontrártele por los pasillos y decirte que tal la mujer y los hijos? Un grande #paco

“Ojala le pudiera dar un último abrazo. #GrandePaco

“Gracias por esas clases divertidas, por no parar de hacernos reír!! TE ECHARÉ DE MENOS PACO, SIEMPRE TE RECORDARÉ!!! DEP #Grande#ElMejor
“Que fuera primavera y Paco te dijese FELIZ NAVIDAD con una sonrisa de oreja a oreja...siempre se van los mejores.”

La verdad es que al volver a releerlos, se me dibuja una sonrisa agradable, y me hace recordar mucho de lo que aprendí de tu forma de trabajar y enseñar. Contigo, me quedaron claras varias facetas en mi labor docente y que a día de hoy, sigo teniendo presente y que intento poner en práctica. También debo reconocer que son muy complejas las tareas que me pusiste:

-La importancia de la persona sobre el resto de los asuntos y estructuras con los que trabajamos. Nuestra profesión va acompañada de términos ininteligibles, abstractos y complejos. Y por encima de todo eso (estándares, competencias,...), está cada niño con la que convivimos. Ese es el verdaddero valor de lo que hacemos.

-El cariño como herramienta educativa. Si alguien puso en práctica cómo tratar a un chico, ese fue Paco. Como un abrazo convertía el estado de ira más incontrolable en paz y en calma. Cómo cualquier gesto ayudaba más que horas de charlas y enseñanzas. La importancia de propia actitud sobre el resto de palabras que emitimos.

-La verdadera carencia que tienen los alumnos "complicados". Siempre recalcabas que eran las personas que más nos necesitaban y a los que más dedicabas tu tiempo. Sin duda, todo un apoyo para aquellos chicos que pasaban por situaciones traumáticas y que encima, les pedíamos que sacaran unas "notazas". Tú conseguiste que tuvieran reconocimiento y que se sintieran queridos, aunque fueran unas pocas horas al día.

-La pasión por la lectura. Si alguien nos mostraba el verdadero valor y la trascendencia de inculcarlo en un aula, ese fuiste tú. 

¡Qué injusto se vuelve el paso del tiempo! Me da pena que olvidemos tan fácilmente a ciertas personas. Personas que deberían ser inmortales y que tendrían que estar presentes en nuestra profesión porque nos puedan resultar modelos claros de cómo desempeñar nuestro trabajo en clave de éxito.Y para mí, él sigue siendo un referente en el que mirarme.

Como te escribí en la última carta: ¡GRACIAS POR TODO, MAESTRO!