Rinconesenlared

miércoles, 14 de diciembre de 2016

MOMENTOS DE TEMPESTAD!!!


Después de una semana de ausencia, debido al puente "literario" que me tomé la semana pasada, vuelvo con ganas de sentarme y volver a divagar. Me estuve planteando el escribir o no, pero no os voy a mentir, me pudo la vagancia y tampoco mi nivel de inspiración anda en unos niveles muy óptimos. Quizás la secuenciación de la semana no haya sido muy acertada y el hecho de no haber cogido un ritmo de trabajo, ha facilitado que mi sillón me atrapara (y eso que no lo uso demasiado).

Debo reconocer que he tenido que ponerme algo de música de fondo para poder centrarme. He hecho varias pruebas: algo de temazos indies del momento (os recomiendo escuchar el canal Mistify o alexrainbirdMusic), pero necesitaba algo más calmado y un poco "cortavenas", decidiéndome por Kodaline. Respecto a la entrada de esta semana, que mejor que narrar el ambiente que percibo en estas semanas en mi propio "cole". Y hoy no voy a hablar de los alumnos, voy a centrarme en la figura del docente. Esos espectros (con todo mi cariño) que vagan últimamente por los pasillos del centro, con rostros aterradores, y que nos indican que las baterías a están próximas a su fin.

Cuando nos invaden las fechas finales de cada trimestre, todo cambia en torno a la figura de un profesor. Empiezan a aparecer las carreras para acabar los temarios y contenidos correspondientes, exámenes para todos, corrección de los miles de papeles que quedarán aparcados en una caja aleatoria días después (y eso que decimos que son importantes), preparación de festivales y actuaciones magistrales, revisión y firmas de los boletines (premios y castigos acechan a nuestros alumnos) y un sinfín de tareas que nos permite "disfrutar" de esta fase del curso. Cualquier docente que esté leyendo esto, seguro que le han venido a la cabeza miles de escenas cotidianas similares o muy parecidas a la llana descripción de antes.

Creo que nuestra profesión crea en nosotros un desgaste excesivo. Muchas personas se quedan en las vacaciones que tenemos (los que las tienen) y que nuestro horario es muy reducido. Y sus argumentos quedan ahí, simplemente en eso. Tampoco puedo defender que sea un trabajo excesivamente duro a nivel físico (aunque podemos preguntar a un profesor de Infantil), nada que ver en comparación con personas que cargan materiales, construyen, colocan estantes,... Pero este trabajo es cada día más complejo de afrontar. No solo porque arrastramos una hilera de tareas y responsabilidades que nos dejan secos sobre todo a nivel mental, sino también por todo lo que nos va acompañando: la presión social y mediática.

La opinión pública desconoce la cantidad de horas que invertimos en nuestras casas para preparar y organizar una sola clase o sesión, los materiales que creamos o adaptamos (Internet nos facilita mucho esto), los papeles que debemos cubrir para nuestro diario de aula o para los registros colegiales, las adaptaciones que debemos remarcar sobre esos alumnos que necesitan otro tipo de ayuda, la búsqueda de estrategias que me ayudarán (o no) ante tal grupo, persona o curso determinado, nuestro proceso formativo permanente en las metodologías (ahora que está tan de "moda"), la corrección de fichas o pruebas escritas,... Estos "deberes" son inapreciables para nuestros críticos, pero están ahí y los sacamos adelante a mayores de los horarios marcados para ello. También digo que no es por caridad y porque somos muy majos; tenemos unas obligaciones y debemos cumplirlas, aunque en ocasiones, el precio que pagamos es grande.

Otra situación que dificulta este estado es el manejo de los diferentes conjuntos humanos. Vivir diariamente con grupos tan amplios es complejo. Tratar de conectar con cada uno o intentar cubrir las diferentes necesidades que muestran o van surgiendo; ejercer de educador, de psicólogo, de terapeuta, de mediador, de figura familiar, de curandero, de motivador con veinticinco criaturas simultáneamente es tremendamente complicado (al menos para mí) e incluso agobiante (sobre todo si no funciona); agrupamientos que están aprendiendo a relacionarse, a superar los diferentes retos académicos, a resolver historias que van saliendo a la luz, a bloquear la violencia, a ajustar sus cambios hormonales y emocionales, a convivir con la vida paralela que tienen en sus realidades hogareñas,... Será de las pocas situaciones laborales donde haya que satisfacer a tantos "clientes" coetáneamente. ¡Pero qué reto tan apasionante por otro lado!

Para rematar, considero que no habrá empleo en el ámbito social tan cuestionado como el nuestro. En los últimos tiempos, salen continuamente noticias relacionadas con la Educación y nos ofrecen pautas de cómo hacer nuestro trabajo. En muchas ocasiones, son personas "preparadas" y "formadas" en una ciencia tan compleja como la pedagogía y la psicología, con una "amplia" trayectoria profesional docente y buscando el bienestar de "todos". Es cierto que debemos replantearnos urgentemente muchas de las acciones que planteamos, pero necesitamos que nuestro entorno sea analizado por auténticos profesionales y por un consenso docente. No por esto, debemos dejar de escuchar la opinión pública, tan necesaria para hacernos pensar y reconsiderar situaciones que no vemos desde dentro. Lo único que debe cambiar es el planteamiento: pasar de un ataque dialéctico a una cooperación que permita crear mejoras en el servicio que ofrecemos.

Tan solo pido que aprendamos a valorar y respetar a un colectivo que maneja lo más importante de una sociedad, el presente y su propio futuro, los chicos que actualmente están en las aulas. Considero necesario respetarlo, aunque también, a la par, que seamos exigentes con el mayor tesoro.

Con esta entrada me despido ya hasta el próximo año. ¡Nos vemos en el 2017!

jueves, 1 de diciembre de 2016

¿DISCIPLINA EN LAS AULAS?

¡¡¡Ufff como está el ambiente!!! Percibo que en las últimas semanas tenemos un clima de convivencia cargadito, así que como para aburrirse. Los chicos empiezan a estar cansados, saltan muchas chispas en las diferentes relaciones, se muestran irascibles, se aprietan los puños más de la cuenta, cualquier gesto o comentario molesta,... Parece algo catastrófico, pero no es muy diferente a los años anteriores por esta época (y eso que lo bueno está por llegar todavía).

En varios círculos del colegio, ya sea a nivel formal o informal, posiblemente con la intención de poder desahogarnos, hemos tratado este tema y muchas de nuestras conversaciones docentes se acercan a ésto. La mayoría de las conclusiones que hemos obtenido es que falta disciplina y que debemos tomar medidas. Y después de escuchar a muchos de mis sabios compañeros (me refiero en el sentido literal), les otorgo gran parte de razón.

La disciplina como tal ha estado siempre presente en las clases. ¿Quién de nosotros o de nuestros padres o abuelos no pueden contar anécdotas de su experiencia en la escuela? La regla de madera como "elemento educativo", "palmaditas" en los rostros, humillaciones públicas, los famosos capones, libros en las palmas de la mano y con la espalda recta,... y miles y miles de ejemplos bochornosos que hemos ido corrigiendo y censurando en nuestra profesión (todavía me acuerdo de varias escenas lamentables que presencié como alumno con aquellos "antieducadores").

Ciertamente, este concepto ha ido evolucionando (menos mal) y hemos pasado del "jarabe de palo" a un diálogo unidireccional y al aplicar una serie de consecuencias (aunque muchas veces queda solamente en la primera fase). Hoy en día, muchas de nuestras actuaciones se centran en una reprimenda y en alguna ocasión, alguna sanción posterior (algún recreo, ser apartado algunos minutos o salir un poco más tarde). Y pienso que solo con hablar y expresar no es suficiente. Esta afirmación conlleva a un debate interesante: Castigos ¿a favor?, ¿en contra?...

En primer lugar, considero que nuestros chicos necesitan conocer y aprender los efectos de cada una de las decisiones actitudinales y comportamentales que toman en su día a día. Si soy capaz de evidenciar una actitud buena hacia los demás, las consecuencias serán positivas: tener amigos, crear buenas relaciones, jugar con otros, crear confianza,... En cambio, si no cuido ese comportamiento frente a los otros (ya sean padres, amigos , compañeros o profesores), tendrán un efecto completamente diferente. Y nosotros, como educadores que somos, debemos reafirmar las que consideramos positivas, y corregir y reeducar aquellas que no le van a resultar beneficiosas para su propio desarrollo. Hasta ahí, no creo que haya muchas discrepancias.

En segundo lugar, valoro que hay ciertas conductas que deben ir acompañada de una consecuencia (aquí puede empezar la controversia) y como dice nuestro coordinador de convivencia, reparar aquellas contrarias a la norma.Por desgracia, en muchos de los casos, solo aprendemos a base de palos. Y para comprender, necesitamos llevarnos palos (podemos reflexionar en nuestra experiencia personal y de cómo hemos ido progresando o abriendo los ojos en muchas ocasiones). No es lo ideal, soy consciente, pero parece que es la forma más eficaz. A su vez, creo que deben ser acciones que despierten sensibilidad hacia los demás (trabajos sociales) y que nos ayude a ponernos en la situación del otro (trabajo de la empatía) cuando yo cometo una infracción.

En tercer lugar, me remito a un discurso que he repetido en varias ocasiones en las reuniones generales de familias: padres y profesores debemos ir de la mano. En caso contrario, la partida está perdida por parte de ambos. Como educadores que somos (los dos estamentos), buscamos lo mejor para cada chico y debemos acordar y acercar posturas para buscar la mejor decisión y que los hijos-alumnos vayan aprendiendo a desarrollar su competencia ciudadana hacia todos los estamentos con los que se relaciona. Quizás este último argumento es el que más nos cuesta. Es fácil tildarnos de enemigos, es complicado evitar los juicios o el miedo a ser juzgado o cuestionado en cada encuentro, es embarazoso el asumir los errores de nuestros hijos-alumnos o los propios,... pero nuestra fuerza está en las alianzas y sin esta coalición, perdemos gran parte de nuestro potencial educativo. Y si no hay acuerdos... no lograremos lo que perseguimos, que el chico/a aprenda y mejore (de esos se trata la educación).

Considero que nuestros alumnos deben convivir en un ambiente donde haya disciplina y que aprendan a convivir respetando a otros. No hablo de una disciplina militar (con todos mis respetos y sin menospreciar ese estilo), hablo de una forma de convivencia en el aula basada en el respeto hacia todo lo que me rodea, y con acciones que ayuden a comprender y asimilar ésto. De esta forma, creo que saldremos ganando todos. 

Para acabar, recomendaros la lectura del blog del Juez Calatayud (no es la primera vez), pero es que habla tan claro... http://www.granadablogs.com/juezcalatayud/ Me voy a descansar que ya se me ha acabado el repertorio de Coldplay. 

miércoles, 23 de noviembre de 2016

LOS SUSPENSOS


El pasado domingo estuve viendo el programa de Salvados, de Jordi Évole. Hasta ahora, no he sido un fiel espectador y me apuntaba solamente a ver aquellos que reclamaban mi atención, momentos muy puntuales. Pero últimamente, me estoy enganchando a este tipo y al estilo que vende.

En esta ocasión, la retrasmisión se centraba en los alumnos y en la visión que tienen sobre su situación escolar y como es lógico, nada más ver las primeras promos, sabía que podría sacar algo interesante. Estuve "retuiteando" algunos de los titulares que iban apareciendo o aportando mi visión sobre los mismos temas. Hasta ahora, una situación muy cotidiana en mi rutina.

El momento clave ha sido esta mañana (parece que los astros se alinean y me iluminan justo el día que me siento a escribir) donde una profesora de mi centro, a la cual admiro mucho por su forma de transmitir y por su amplia trayectoria profesional, me ha parado unos segundos y me ha dicho: "el otro día vi la frase que has compartido y me ha hecho pensar... y mucho. Que sepas que sigo dándole vueltas". La frase a la que se refería es esta:

“Hay que redefinir el fracaso escolar. En cada alumno que fracasa, hay un adulto irresponsable” Gabriel  @jordievole

Este enunciado lo soltaba alegremente el director del centro que salía en el programa. Y como me decía mi compañera esta mañana, es una sentencia compleja, difícil de asimilar, pero que me remueve por dentro ya que considero, lleva una gran parte de razón.

El asunto de las calificaciones, los aprobados y los suspensos están a la orden del día en cualquier centro escolar (o al menos, en la gran mayoría). Muchas veces las "culpas" de los resultados recaen sobre los alumnos o sobre los propios profesores: que si lo he preparado mucho, que si me han puesto lo que ha querido el profesor de turno, que si no te has esforzado para aprobar, que vaya examen,... Pero, para empezar, creo que este planteamiento requiere hablar de responsabilidades, nunca de culpas.

Posiblemente, lo que voy a argumentar tendrá muchos detractores y puede abrirme hacia muchas críticas, pero cada día estoy más convencido que el profesor es un agente fundamental ante el éxito o el batacazo del alumno. Coincido que esa responsabilidad de la que hablaba, debe ser repartida entre tres pilares: el propio alumno, el centro-profesor y la propia familia, pero sin lugar a dudas, al menos para mí, somos los principales apoderados de los procesos de aprendizaje y los resultados de los chicos.

Indirectamente, cuando hay un alumno que saca buenos resultados, o una clase obtiene un alto número de calificaciones elevados, mentalmente nos ponemos medallas y destacamos nuestros méritos docentes. En cambio, esto cambia cuando tenemos que hablar de los resultados más bajos. Es fácil echar balones fuera: no estudian nada, no atienden, no se interesan por nada,... Frases que nos permiten relajarnos y estar tranquilos con nosotros mismos, pero... ¡TAMBIÉN SOMOS RESPONSABLES!

Como docentes, considero que somos los encargados de buscar la ruta adecuada de aprendizaje para cada alumno y que estudiando las diferentes posibilidades, cada alumno debería alcanzar una serie de logros y objetivos. Es cierto que es algo muy costoso y que es muy complicado viendo la cantidad de tareas a las que nos tenemos que enfrentar y el gran número de alumnos con los que hay que lidiar (pienso en profesores que trabajan en muchas clases a la vez), pero nosotros debemos adaptarnos a los chicos y no los chicos a nosotros, en cuanto a la forma de aprender se refiere.

De esta forma, acabaríamos (al menos, en una parte) con ciertas barreras que vamos generando en el aula:

-La autoestima: todas las personas tenemos mucho interés en sentirnos bien con nosotros mismos y en lograr los diferentes retos que nos pongan por delante. El hecho de ir superando metas, nos permitiría aumentar nuestra propia percepción, ya que nos veríamos capaces de ir alcanzando los desafíos que nos pon.
-El aprendizaje: no todos aprendemos ni somos de la misma forma, por lo que implicaría una comprensión mayor de las peculiaridades y particularidades de cada persona.
-La motivación: el hecho de sentirnos útiles, nos permite "abrir el apetito" hacia otras situaciones más complejas y plantarnos con ganas hacia otros contenidos.
-La relación profesor-alumno: el hecho de adaptarnos a los diferentes perfiles, implica el acercar posturas entre los dos niveles y mejorar la percepción de los chicos hacia nosotros.

Todo esto es muy complejo, es un desafío desorbitado, es algo utópico, muy descerebrado, imposible... pero "I have a dream" (M. Luther King)




jueves, 17 de noviembre de 2016

Y LLEGÓ VOLDEMORT!!!

¡Qué sensación más extraña tengo últimamente! Ya lo comentaba la semana pasada, pero hoy, me está costando mucho más de lo normal el sentarme a escribir. Espero que solo se deba al cansancio, porque es una situación un tanto incómoda. Con lo que disfruto de este momento... 

Hoy quisiera compartir dos situaciones. El primero se centra en un momento puntual de clase que vivimos esta mañana y el segundo, el tema principal de esta reflexión.

En primer lugar, algo que tiene que ver con la entrada que subí la semana anterior. Continuamos con el proyecto de "Cambiemos el mundo" (se está haciendo muy lento el hecho de trabajarlo solamente una hora a la semana) y hoy debían empezar a realizar carteles sobre los derechos humanos (esta semana estamos trabajando los derechos de la Infancia a nivel de centro). Una vez expuesto el trabajo inicial y las pautas que debían seguir, han vuelto a preguntar algo relacionado con el estilo: ¿puedo pegar fotos?, ¿puedo colocar...? y ahí he interrumpido rápidamente a un pobre chico. Les dije claramente, que una nueva norma debía surgir en nuestro trabajo: ¡somos libres para hace/deshacer, colocar, colorear,... todo lo que tengamos que presentar! A partir de ahora, les he "prohibido" (palabra muy fea que aparece fácilmente en una clase) que el profesor, es decir, yo, les vaya a decir cómo deben organizar sus trabajos. Ha llegado el momento de no ser partícipe de cuadricularlos a todos y de tener un espacio en el que ellos mismos vayan tomando esas decisiones. Me ha encantado ver sonrisas justo al decirlo (reconozco que en clase hay veces que me paso de teatrero). Si no lo planteara así, creo que me estaría convirtiendo en un auténtico hipócrita... 

La segunda idea que quiero compartir es el nuevo trabajo en el que me he comprometido. Creo que va a ser un proyecto muy especial y del que tengo muchas ganas de sentirme partícipe y colaborar lo máximo posible. La semana pasada os adelantaba que un tal "Señor Maligno" iba a cruzarse en mi camino y que estaba maquinando algo especial. Y la verdad, que el tío lo ha pensado tanto que ha tenido una idea muy brillante.

Señor Maligno es un alumno que estuvo en mi tutoría el año pasado y este año dio el salto de etapa (secundaria). Pensando bien en su apodo, creo que este nombre no le favorece. Ya que es un amante de Harry Potter, le quedará mejor el nombre de Voldemort (seguro que le gusta más). Describiría a este chico como un amante de los libros, con un gran sentido crítico y con unas ganas locas de aprender y profundizar en todo lo que se le pase por delante, cualidades poco habituales hoy en día entre el alumnado. Tengo la suerte de compartir varios espacios con él a pesar de estar en etapas diferentes (ventajas de un colegio que empieza en Infantil y acaba en Bachillerato), y sobre todo, en la asociación de tiempo libre que tiene el centro: MarCha (este nombre daría para treinta entradas).

Este verano coincidimos en un campamento que organizamos en Tui (lugar mágico de la provincia pontevedresa y limítrofe con Portugal) y allí, tras compartir varios diálogos y conversaciones en nuestros tiempos libres, apareció su primera propuesta: tenemos que hacer algo juntos, un blog donde los dos trabajemos a la par, codo con codo. En ese momento, me hizo tanta ilusión, que empezamos a desvariar y estuvimos pensando en formatos, contenidos, estilos,... Aparecieron los temas como el fútbol (pasión que tenemos en común), revivir unos rincones de clase pero en la red (lugar de expresión sobre lo que sucede en una clase) temas de actualidad,... pero no dimos con algo que nos ilusionara firmemente. Lo más sencillo que nos hubiera resultado hubiera sido el trabajar la opción del fútbol pero si llegamos a tirar por ese camino,... igual nos "matan" en nuestras casas (más en la mía que en la suya, por perder el tiempo con esa temática).

A lo largo de estos meses, cada vez que nos cruzábamos por los pasillos o coincidíamos en los intercambios de nuestras clases, me lo recordaba. Y lo que comenzó como "un amor de verano" (una promesa que suena maravillosa pero casi siempre queda en el olvido o que muere en las intenciones) se ha ido convirtiendo un argumento de peso para trabajar en lo académico. La semana pasada le pedí que enviara formalmente su idea y que le diera forma, que me lanzaba a acompañarlo en este proyecto novedoso.

Su idea es la siguiente: "tener un lugar común para reflexionar sobre las noticias que están asaltando el mundo. Me parece animado para los lectores y para nosotros poder poner dos puntos de vista diferentes como son el de un adulto y el de un niño. Temas que nos impacten personalmente o que nos puedan preocupar o interesar,..." No está nada mal el planteamiento que hace como punto de partida. Un poco de vértigo sí que siento, no os voy a engañar. Pero el poder fusionar el análisis de un alumno y de un profesor que intercambian posturas, visiones y experiencias... valoro que tiene un potencial tremendo. Estoy convencido que este cometido me ayudará más a mí que a él (a ver si consigue fracturar poco a poco el hermetismo que me caracteriza).

En los próximos días, compartiremos nuestro nuevo rincón digital para ver cómo se nos va dando esta experiencia tan innovadora (al menos, para mí). Tengo muchas expectativas sobre este nuevo proyecto y creo que me nos va a resultar muy beneficioso a los dos. Como diría en algunas de las reuniones que coordino: "lo vamos viendo"...





jueves, 10 de noviembre de 2016

¿PUEDO USAR COLORES?


Mira que estaba estancado y dándole vueltas a la cabeza sobre que detenerme a escribir hoy. Lo he tenido delante a lo largo de las dos primeras horas de clase de esta mañana y no he sido capaz de darme cuenta hasta que no me he puesto a apuntar mis tareas en mis típicos papeles y apuntes, donde voy anotando lo que tengo que hacer cada día. Nada más empezar a escribir y utilizar algún que otro color, he sido consciente sobre lo que quería analizar.

Hoy hemos seguido con el proyecto CTM (más adelante, desvelaré las siglas) y hemos estado haciendo un mapa mental, una técnica de trabajo que hoy en día está en auge, o al menos, eso nos comentan. Un tipo de preguntas que más me ha acompañado mientras estaba pasándome por las diferentes mesas ha sido algo parecido a esto: ¿de qué color pongo el enunciado?, ¿y esa respuesta?, ¿puedo utilizar colores para el título?, ¿puedo inclinar el cuaderno para que me entre mejor?... Quizás, son frases muy normales y no digan mucho pero realmente, valoro que esconden algo. Hace tiempo que me replanteo cómo enfocamos con los chicos los trabajos diarios en los diferentes documentos que van elaborando. También, las inseguridades que provocan nuestros métodos en algunos momentos y en su toma de decisiones.

Por un lado, pienso que no dejamos que los chicos se expresen libremente ante un folio. Constantemente, ordenamos que hagan las formas de una determinada manera, remarcamos los colores que deben estar presentes en los documentos (azul, negro y poco más), les decimos el lugar exacto donde tienen que colocar los rótulos correspondientes, incluso las propias hojas de trabajo son cuadriculadas (para bien y para mal). Encima, en algunas reuniones de profesores, discutimos si es más apropiado un color u otro, o que no haya ninguno siquiera, pasando por alto otros aspectos más importantes.

Me estoy convenciendo de que este planteamiento no es la fórmula ideal. Creo que es necesario que nuestros alumnos reciban algunas indicaciones y orientaciones sobre cómo diseñar un documento formal, cuales son las recomendaciones más plausibles, pero a la vez, también pienso que no es muy adecuado cercar todo su trabajo, que no les permitamos salir de esa idea que les vamos creando. Deberíamos dejarles crear, componer, probar diseños, expresar en los cuadernos aquello que pasa por esas  ingenuas y geniales cabezas, y que lo plasmen en sus propias producciones. ¿No será más entretenido abordar contenidos de lengua o matemáticas con un formato propio? Dotar de libertad el diseño de sus tareas, les ayudaría a sentirse más cómodos con esos trabajos tan rutinarios que deben sacar hacia adelante cada día. Y seguro que puede convertirse en un motivo más para potenciar sus responsabilidades, con un grado de motivación mayor. ¿Te imaginas una clase que elabore documentos como éstos aunque aborden una temática común? https://www.40defiebre.com/50-ejemplos-curriculums-originales/

Por otro lado, dejando ya el tema del diseño y el desarrollo de su creatividad (aunque solo me he referido a la creatividad artística), me replanteo la segunda cuestión que señalaba arriba: nuestros chicos se muestran muy inseguros ante la toma de decisiones. Constantemente, buscan en nuestras respuestas o mandatos, la sentencia que deben afrontar en cada momento y evitan tener que encararse a un reto, desde levantarse a tirar algo o dejar una chaqueta porque tienen calor. Les cuesta resolver estas situaciones cotidianas,y posiblemente, seamos los primeros responsables que les vamos cortando las alas. 

Pienso que debería ser un análisis más global y haciendo partícipes a las familias y el funcionamiento que tienen en casa, pero la escuela es un lugar excelente para aprender a tomar esas decisiones de una manera reglada. Realmente, en el día a día se busca eso, que vayan aprendiendo a decidir, pero me cuestiono si generamos espacios y rutinas que puedan provocar eso en ellos. Tenemos muchas dinámicas con un potencial enorme y que no utilizamos. Es más, gran parte de las decisiones que les afectan las tomamos por ellos, para que no "pierdan tiempo" o porque es más práctico y eficaz para nosotros. Si cambiáramos esto (al menos yo), podríamos conseguir logros significativos en su proceso educativo.

Para concluir, os adelanto que un alumno (vamos a llamarlo "Señor Maligno", con todo el cariño) está insistiéndome en sacar adelante algo diferente. En cuanto lo tengamos definido, os lo contaremos.


viernes, 4 de noviembre de 2016

LA CONFRONTACIÓN DOCENTE


Esta semana, como ha sido breve, no he tenido una experiencia docente muy variada y después de darle varias vueltas a lo que he vivido en clase, no he conseguido extraer una experiencia fuerte sobre la que poder escribir.

En esta ocasión, quería detenerme sobre un tema que me inquieta y que casualmente, he tenido un par de conversaciones en estos dos días que me han ayudado a decidirme por ello en esta entrada: la formación docente (no estoy seguro donde me meto).

Actualmente, tengo la oportunidad de compartir espacios y momentos con personas que acaban de iniciar su labor docente. Da gusto ver todo lo que nos transmiten al resto: ilusión, ganas de enfrentarse a grupos, crear y producir estrategias en el aula, probar fórmulas mágicas para solucionar dificultades,... Me resulta muy positivo el estar cerca y compartir diálogos porque si hay algo que vas perdiendo con los años es la frescura que ellos tienen e irradian. Pero una cuestión que aparece en la mayoría, o al menos, haciendo memoria, yo me planteaba es: ¿lo estaré haciendo bien?, ¿cómo sé que voy por el buen camino?, ¿quién me ayuda a ser consciente de mis errores?,... Y hoy, aunque no parte de una reflexión del aula y de los chicos, me apetece divagar sobre ello.

¡Qué complicados son los inicios docentes! Aún recuerdo la primera sensación que tuve nada más enfrentarme a mi primera clase (hoy ya están acabando sus carreras, otros con trabajo,... ¡qué recuerdos y que personas tan majas!). Entré por la puerta y ale... contras las fieras. Yo no sabía qué hacer. Mi planificación se basaba en posibles recuerdos y modelos que me habían marcado a mí como alumno, muy buenas intenciones, y mucha, mucha ilusión. Y ahora, con todo esto, ofrece un modelo que les permita tener un aprendizaje significativo (es decir, que se enteren y aprenda de verdad) en todo lo que planteas. 

Los primeros meses fueron terribles. En primer lugar, por mi falta de experiencia. Todo lo que había "estudiado" en la carrera (admito que no hice mucho por sacarlo adelante con unas garantías adecuadas) me resultaba muy desfasado y complejo de trasladarlo. Menos mal que había desempeñado diferentes roles en la animación y tiempo libre, y que en ese ámbito adquirí (y sigo adquiriendo) una serie de destrezas fundamentales dentro de una clase. Gracias a eso, empecé a sobrevivir.

En segundo lugar, mis progresos se centraban en una teoría fácil: causa-efecto. Probaba ¿Servía? Bien ¿No? Cambia ¿Funciona ya?... No es malo probar, pero bien es cierto, que yo lo planteaba, yo lo valoraba. 

Por último, mis asesores eran mis compañeros. Un aprendizaje muy útil y del que hoy en día estoy muy agradecido pero, que con todos mis respetos, en ocasiones era dar consejos a ciegas. Solamente yo tenía mi percepción y nadie me replanteaba  mi "verdad absoluta". Nadie te decía: pues fallas en esto, podrías mejorar en este aspecto, tu comunicación debe...

¿Te preguntas que a qué viene esta clase de historia? Muy fácil. Estos profesores que acaban de aterrizar, en mayor o menos medida, reflejan y tienen estas sensaciones. Y ahora, haciendo memoria, los comprendo perfectamente.

La profesión docente, por mucho que hablemos y argumentemos (o al menos, así lo vivo yo), suele desembocar en una intervención muy individual. Y ese planteamiento unitario es pobre, o mejor dicho, es incompleto. Creo que nuestro desempeño profesional debe venir acompañado de un cuestionamiento (interno y externo) desde todos los ámbitos en los que nos movemos y un replanteamiento de todo lo que ofrecemos al resto de personas. Y mucho más cuando comenzamos un proyecto de vida tan importante como este.

Los profesores seremos mejores profesionales cuando permitamos que los demás nos nutran y nos mejoren. No deberíamos ver al de al lado como enemigo, creo que debemos convertirlos en aliados en la parte del camino en la que vas a coincidir. 

Algunas acciones que considero que puedan orientar nuestra misión:

-El replanteamiento personal  de nuestras acciones e intervenciones dentro de un aula en las diferentes asignaturas. La inercia no es un "amigo" fiable.
-El análisis "objetivo" de cómo establecemos las relaciones con nuestros alumnos y cómo nos dirijamos a ellos en función de nuestro estado emocional.
-El feedback que nos puedan ofrecer nuestros alumnos (para mí, la más potente de todas porque nos van a dar donde duele).
-El hecho de trabajar conjuntamente con otros profes dentro del aula y que posteriormente, nos sentemos a debatir y a confrontar sanamente nuestras actitudes y planteamientos.
-El admitir la crítica constructiva interna (superiores, compañeros,...) y externas (familias) como una oportunidad de reflexión y crecimiento.
-El hecho de trabajarse personalmente los miedos e inseguridades, y afrontarlos con afán de superación personal.
-Incluir un acompañamiento estructurado a cada carrera docente que permita a esa persona obtener respuestas desde el primer momento que haga intervenciones.
...

Poco a poco, esto se va transformando y se va normalizando. Cada día aparecen más testimonios y experiencias docentes que se unen a esta línea de cambio. Yo solamente me sumo a una corriente que lo único que persigue es el ser mejores gracias a la visión que nos aportan los demás. Si me mejoran, me sentiré mejor y más satisfecho conmigo mismo y con lo que llevo a cabo, ganaré seguridad, obtendré más recursos, superaré las dificultades de forma compartida,...




miércoles, 26 de octubre de 2016

TAREAS PENDIENTES

TAREAS PENDIENTES

Una semana más, he vuelto a la clase de 6º B. Se me sigue haciendo muy raro pasar o entrar, y ver qué después de tanto tiempo, no estoy pendiente de ese grupo y resultan personas más "anónimas de lo normal". Pero ya dejo este sentir y me centro en lo que quiero compartir hoy.

Nuestra sesión ha empezado con una actividad muy sencilla: tenían que buscar una película que reflejara su sentir en el día de hoy. Quería comprobar cómo estaban de energías, y como suele ser habitual, pues me encontraba con todo tipo de películas y situaciones personales. Un  grupo con muchas ganas (Star Wars, Harry Potter,...), otros seis o siete alumnos con cierta desgana y un tercer sector con cansancio acumulado. Una vez que nos hemos activado, nos ponemos a trabajar.

Teníamos pendiente valorar como clase lo que hemos visto la semana anterior, y aunque el otro día reflejaran rápidamente en una ficha todas sus impresiones, me gusta que lo expresen y lo compartan con sus compañeros.

La primera pregunta estaba relacionada con lo que más les había llamado la atención. Al principio, las primeras intervenciones fueron simples palabras: pobreza, miedo, infierno. Pero tras pedir una pequeña argumentación de lo que querían compartir, fueron completando oraciones más elaboradas:
-"Me ha llamado la atención cómo iban distribuidos en el barco, era muy agobiante".
-"Grupos de personas que se iban de su país a pesar de cómo viajaban".
-"Jugarse la vida de esa forma".
-"La pobreza que había en las imágenes y la cantidad de dinero que tenían que pagar para viajar".
-"Repetían en muchas ocasiones la palabra infierno".
-"Ver a un bebé hacer este viaje".

Sin duda, sus impresiones coinciden con las mismas expresiones que ya habían puesto en sus fichas. La aportación más optimista se centró en "la felicidad que tenían en sus rostros cuando eran rescatados". No está mal que haya alguien que reste algo de dramatismo a esta situación y nos ayude a centrarnos también en lo positivo, que si que lo hay: rostros con esperanza.

La segunda cuestión estaba relacionada con la recreación de nuestro dingui dentro del aula. Realmente, ha sido uno de los momentos más enriquecedores. Primeramente, les dejé comunicarse sin apenas intervenir, para que me pudieran criticar con ganas por haber elegido esa distribución del aula tan incómoda y extraña. Finalizados sus argumentos, mi intención fue hacerles pensar. Quise trasladarles esa incomodidad de apenas treinta minutos a una operación matemática: multiplicar ese sentir que habían tenido en ese "escaso" momento por horas y horas, sin poder moverse, comer, beber, dormir, aliviar el frío o el calor,... Fue el instante más impactante de la sesión. El silencio invadió el ambiente de clase y sus rostros también expresaban comprensión hacia la situación, a la par que tristeza y empatía por ellos. Algunos incluso asentían con la cabeza, reflejando que estaban empezando a ser conscientes de esas terribles escenas.

Para concluir con esta hora de trabajo, comenzamos a lanzar las preguntas que os comenté la semana pasada, y tras dar a conocer rápidas impresiones de lo que ellos pensaban acerca de cada una de ellas, posteriormente contrastábamos y argumentábamos sus diferentes inquietudes. Aparecieron conocimientos de geografía, de historia, de religión, de matemáticas,.. y resultó muy interesante.

La cuestión que abría este momento estaba relacionada con la tardanza de las intervenciones y los diferentes rescates. Hablamos de los sistemas de navegación, de las millas, de las aguas nacionales e internacionales, de las zonas implicadas, de las rutas que han tenido que realizar los diferentes refugiados, de los materiales que permiten dar forma a una embarcación, de los radares naúticos, de las fronteras físicas e "imaginarias" que delimitan los países,... Me encantó presenciar gestos de desconocimiento y que por un motivo así, nos ayude a aprender otros contenidos que han ido saliendo casi de rebote.

Otra pregunta en la que hemos profundizado ha sido el comprender las razones de las huidas de estas personas. Qué motivos tienen para hacerlo, en qué condiciones lo hacen, por qué situaciones tienen que pasar para conseguir un hueco en una barca, cuál es su grado de sufrimiento, qué consecuencias tienen los conflictos armados,...

Estoy convencido que esta doble sesión ha sido un éxito (para ellos y para mí), sobre todo para concienciar y conocer. Me quedo con cada momento y cada rostro. Me hubiera encantado grabarlo y poder analizarlo también desde esa perspectiva,, ya que seguramente que a través de la expresión corporal podría haber sacados más lecturas. Cada día estoy más convencido que los docentes debemos ofrecer experiencias impactantes y trabajarlo a través de las emociones, para que resulten más interesantes y más cercanas a nuestros chicos.

Por otro lado, el valor de la solidaridad es necesario que se aborde desde el aula. Un valor que enseñe la necesidad de ayudar al que está junto a mí, que me permita comprenderlo, que pueda colaborar con sus problemas o dificultades, que me implique para poder tener un proyecto común,... No debería ser, bajo mi punto de vista, un momento puntual (por ejemplo, hacer una campaña benéfica y recoger fondos) una vez al año. Valoro que debe trabajarse cada día y en cada momento, con pequeños detalles hacia la gente con la que convivimos, y que esto, a su vez, provoque algo "grande e imparable" que modifique nuestras conciencias y nuestros comportamientos actuales.


miércoles, 19 de octubre de 2016

NOS MONTAMOS EN UN "DINGUI"

NOS MONTAMOS EN UN "DINGUI"

Hoy he dormido fatal. Llevo pensando mucho en este proyecto, a pesar de tener solo dos días y medio de "vida" y quería despertarme lo antes posible para ir a clase y preparar todo. Puede parecer una tontería esto que estoy contando, "farsa" como lo llaman otros,... pero os aseguro que me sentía presionado por conseguir algo espectacular en el aula.

Hemos empezado rápidamente y la primera toma de contacto se ha centrado en cuatro fotos. Cuatro fotos que representaban rostros anónimos (niños y jóvenes) de, presuntamente, refugiados sirios. En esta primera tarea, debían buscar una palabra que englobara el significado que le daban y explicárselo con su pareja de trabajo. Hasta ahí, un momento normal de una clase habitual.

La sorpresa llegó cuando les dije que vaciaran la clase, colocaran todas las sillas y mesas en los bordes del aula salvo ocho asientos, que iban a quedar en el centro de la clase en forma de fila. Muchos empezaron a  preguntarse de qué iba esta historia (yo no he dicho nada en ningún momento, solo que empezábamos un nuevo proyecto). Al instante, les dí un papel aleatorio a cada uno y en cada uno, había escrito dos palabras y un número. En función de ese código, tendrían que situarse en el centro del aula: algunos tendrían la suerte de pasar el resto de la clase sentados en una silla, y los demás, colocándose al lado de cada asiento. La idea original era formar un dingui (bote inflado en el que se desplazan los " protagonistas" de nuestra primera sesión) y permanecer así el resto del tiempo. Considero fundamental haberlos cambiado de sitio para poder centrarlos en lo que íbamos a observar. También para sufrir en sus propias carnes cómo han viajado estas personas.

Una vez situados en nuestros nuevos puestos, hemos procedido a visualizar algunas de las partes del documental Astral, deteniéndonos sobre todo en aquellas que reflejaban el abordaje de rescate de varios dinguis y la parte final, que recoge los testimonios más impactantes y escalofriantes. De vez en cuando, hacíamos algún parón, ya que les ofrecí la posibilidad de escribir aquellas emociones que iban naciendo en ellos a medida que iban presenciando tales imágenes.

El final de la sesión consistió en responder a un cuestionario con varias preguntas que me gustaría que reflexionaran a título individual. En ese documento, les preguntaba que habían visto en ese vídeo, que emociones habían predominado en ellos, cómo se habían encontrado en el "dingui" que habíamos formado en clase y por último, que pensaban o se preguntaban sobre las escenas. Y en las reflexiones de estas fichas es en lo que me voy a detener.

En la primera pregunta, recogen muchas de las escenas que hemos contemplado por lo que no voy a detenerme a comentar este asunto nuevamente. Comenzaré con la segunda. Me hubiera encantado poder compartir y expresar esas emociones, pero lo que más se repetía entre ellos han sido estas cinco:
-Tristeza
-Injusticia
-Miedo
-Agobio
-Desconfianza

Afortunadamente, vamos siendo conscientes que van adquiriendo cierto vocabulario emocional, pero creo que muchos de ellos han sufrido (no es para menos) un poco al ver ésto y así lo han expresado. Entiendo que es una realidad muy dura, pero entiendo también que es necesario tener la oportunidad de abrir los ojos y de tener experiencias que nos toquen y remuevan por dentro. Añado que muchos de los rostros reflejaban tensión, algún ojo más que brillante que otro y que ha sido un testimonio que ha podido llegar.

La siguiente cuestión ha sido muy curiosa, y lógicamente, sus respuestas han ido variando en función del puesto que les había tocado en la representación. Aquellos que han tenido la oportunidad de verlo sentados, han realizado respuestas con cierto pasotismo y poca argumentación: "bien", "normal", "nada especial",... El tema cambia cuando correspondía a un alumno que ha estado acomodado en el suelo y cuya posición no ha tenido nada que ver con los otros "privilegiados". Sus expresiones se centraban en la incomodidad de la posición, ya que no tenían respaldo, la dificultad en la visión porque otros compañeros les incomodaban, la frialdad de la superficie,... El objetivo de esta modificación de la estructura del aula es que ellos pudieran percibir mínimamente como se podían sentir los protagonistas del documental. Y en algún caso, se ha conseguido:
-"Un poco incómodo pero mucho más que los del reportaje. Estábamos más separados que los de la barca".
-"Ha sido como ir en esa barca y ser una más".
Hubiera considera muy necesario haber sacado tiempo de la relectura de esta experiencia, para comentarlo y argumentárselo, pero me he pillado los dedos con la duración de todo lo que había pensado.

Las últimas cuestiones han reflejado sus pensamientos y serán nuestro punto de partida para la próxima sesión. Algunos de ellos me han impresionado pero realmente, si se hacen este tipo de interrogantes, es que algo les ha removido:
-"¿Cómo puede aguantar esa barca con tanta gente?"
-"¿Cómo podríamos hacer que todos fuésemos igual?"
-"¿Por qué no han ido antes a buscarlos?"
-"¿Quién les quemaba y pegaba?"
-"¿Por qué sufren esas desgracias?"
-"¿Por qué arriesgan tanto su vida?"
-"¿Por qué la vida es tan injusta con los inocentes y tan buena para los que matan?"
-"¿Por qué harán armas?"
-"¿Cómo se siente la gente que ha perdido a sus padres?"
-"¿Todo esto va a cambiar?"
-"¿Ha muerto gente en estos viajes?"
-"¿Cómo se sentirá esta gente después de luchar tanto y no tener nada?"
-"¿Por qué son tan valientes?"
-"¿Hoy en día sus vidas habrán mejorado?"
-"¿Por qué escapaban?"
-"¿Cómo han sobrevivido en el camino?"
-"¿Por qué unos pagan más que otros?"
-"¿Por qué no podemos tener todos una vida más justa?"
-"¿Por qué matan a personas que no han hecho nada?"
...

Para concluir esta reflexión, quiero añadir que estoy muy contento por haberme lanzado a hacer algo así. El tiempo dirá y los alumnos argumentarán si el planteamiento es acertado o no, pero, como he dicho en otras ocasiones, un aula debe ser el espacio que permita abrir los ojos en todos los sentidos, y que ningún tema debería quedarse fuera. Espero que este sea el primer paso de un proyecto que nos cambie y nos permita empezar a actuar, y no solo a lamentarnos. Valoro que crecer en clave de solidaridad es cada día más necesaria para afrontar lo que nos viene encima.


lunes, 17 de octubre de 2016

ASTRAL COMO HERRAMIENTA EDUCATIVA

#ASTRAL COMO HERRAMIENTA EDUCATIVA

Hace unos días, entraba para ver el blog y volver a leer algunos de los artículos que escribí el curso pasado. Siento mucha nostalgia por todo lo que pude disfrutar de mis alumnos y mucha tristeza por verlo tan vacío este curso y no encontrar la manera de darle forma a esta nueva realidad.

Este año, mi situación laboral ha cambiado totalmente: no soy tutor de ningún curso (después de once años seguidos es una sensación muy muy muy extraña), no imparto ninguna asignatura instrumental, y no piso mucho por las aulas, más bien, ahora trabajo en el pabellón. A finales de agosto, todo dio un giro inesperado y aún estoy adaptándome a ello.

Pero todo ésto no debe ser una dificultad para seguir compartiendo mis pequeñas experiencias por lo que este año, o durante el tiempo que dure mis nueva situación (puede que meses... o puede que años), voy a intentar compartir algunas dinámicas que realizaré en determinados momentos. Voy a comenzar con #Astral.

El pasado domingo, después de varias semanas de promoción de este producto televisivo, me decidí a verlo ya que me llamó la atención el poder ver una realidad tan cercana, pero a la vez tan lejana, de lo que está sucediendo en el mar Mediterráneo (por si no lo has visto, muy recomendable para conocer otro "mundo" http://www.atresplayer.com/television/programas/salvados/temporada-12/capitulo-1-Astral_2016101501109.html). Mi actitud se centró exclusivamente en observar y comprender detalladamente cada una de las secuencias, pero me impactaban tanto los rostros y los testimonios de los sufridores "anónimos" que aparecían en este documental, que me resultó muy complicado seguirlo íntegramente. Hasta hice un ejercicio emocional de recoger las sensaciones que nacían en mí y plasmarlo en un papel, para ayudarme a ser consciente de lo que estaba presenciando. Sinceramente, fue algo duro de asimilar y de ver o también, de creer.

Nada más acabar, surgieron varias conversaciones por twitter y whatsapp con otros profesionales y con mi madre, luchadora apasionada, simplemente para poder desahogarme o compartir impresiones. Muchos tópicos aparecieron en estas frases que nos dedicábamos, pero sobre todo, nuestras palabras recogían impotencia. Después de lamentarnos y sacudir la rabia, hubo un diálogo con una profe (otra luchadora nata) que fue más allá. Decidimos que esas imágenes no podían morir ahí y que teníamos una responsabilidad muy grande de hacer conscientes a nuestros alumnos de realidades como ésta. "Mañana solamente estarán preocupados por sus notas y no por cómo viven o mueren estas personas" una frase lapidaria pero con una dosis de realidad muy alta... 

Y a raíz de esta conversación y este documental, empieza mi compromiso a través de un proyecto, que iremos dando forma en los próximos días pero que promete (o eso pretende) abrir los ojos a nuestros chicos y dar la posibilidad a nuestros alumnos de cambiar el mundo, o al menos, lucharlo e intentarlo. Por eso, el proyecto se llamará (o eso creo) "Cambiemos el mundo". Os iré contando las diferentes experiencias en los próximos días. 

Para acabar, quiero agradecer al equipo que ha hecho posible este documental, aunque soy consciente que solo se ha podido plasmar una mínima parte de lo jorobado que está hoy todo y de las injusticias que vivimos día tras día. He decidido que mi silencio ha concluido y que no por quejarme o protestar voy a conseguir algo. Debo aportar, y eso será a través de las aulas: construyendo su futuro,...nuestro futuro.


miércoles, 22 de junio de 2016

CERRAMOS LA TEMPORADA

CERRAMOS LA TEMPORADA


Pues llegó el momento..., y como es habitual a estas alturas del curso escolar, toca cerrar un periodo intenso. Es hora de detenerse, echar la vista atrás, analizar los pasos dados y evaluar el proceso que hemos seguido todo este tiempo. Y en eso consiste la entrada de hoy, en evaluar este proyecto personal. También quiero compartir algunas de las actividades finales que hemos realizado y que me han resultado emocionantes, tanto para mí como para los chicos con los que he convivido este curso. Prefiero empezar por lo segundo.

En el penúltimo día de clase (el último nos iremos a la piscina a celebrar el final de este camino), hemos dejado de lado libros, ejercicios, técnicas cooperativas, trabajos,... y nos hemos centrado en nosotros. Sí, nosotros. En cuidarnos, valorarnos y agradecernos todo lo que hemos convivido.

La primera propuesta de este día ha sido crear un libro que reflejaran varios apartados: un titular del año que he vivido, una carta que escribe cada uno a un alumno que vaya a cursar 6º en los próximos años, un dibujo que resuma su experiencia de todos estos meses y un apartado final que recoja dedicatorias y agradecimientos por todos estos días. La idea era proponer un trabajo de 20 minutos, pero se han metido tanto, que en ese tiempo era imposible completar esa tarea y lo hemos tenido que prolongar casi a 45. Ha sido una pasada ver cómo se han centrado en sus libros y cómo se iban expresando en las diferentes páginas y propuestas de trabajo.

Lo que más me ha llamado la atención han sido muchos de los titulares que han construido. Los que más destaco son los siguientes: "La niña que susurraba al sexto curso", "el mejor año de mi vida", "mi experiencia en 6º de Primaria", "he sido feliz", "curso para sentirme orgulloso", "la curva hacia la ESO", "el último curso de Primaria", "primer final, segundo comienzo", "el final de un inicio",... Estos rótulos denotan cierta nostalgia...

La segunda actividad estaba relacionada por expresar como se sentían en ese momento que empezaban a ser conscientes que el final estaba justo ahí. Antes, hemos hecho un repaso de la estructura de la clase donde estaba completamente vacía. Los espacios de los rincones habían desaparecido, la caja de las emociones y las diferentes tarjetas de emociones estaban guardadas, nuestros dibujos habían sido descolgados,... Las dos primeras intervenciones han sido un tanto frías, pero a medida que lo se iban expresando, han conseguido profundizar en su interior. Las voces se han entrecortado e irradiaban cierta tristeza (y sin el cierto) por concluir su etapa.Es la primera vez en mi experiencia docente que veo a chicos emocionados, con ojos vidriosos, con muchos carraspeos porque algo les impedía expresarse con claridad, capaces de trasladar a sus compañeros que les da pena acabar, que valoran mucho el trato que han tenido los unos con los otros y que para muchos, ha sido un año especial. Sinceramente, yo también lo siento así. Inicialmente, no empecé con unas buenas sensaciones, pero a medida que me he ido implicando y ellos me han ido dejando, ha sido una auténtica gozada.

El tercer momento de la clase que hemos tenido ha sido al colocar un trozo de cartulina de nuestros "difuntos" rincones en cada mesa. En la parte superior, aparecía el nombre de cada uno. Su tarea era muy sencilla: tenían un minuto para escribir una capacidad positiva de cada compañero. Sí, de cada compañero. Ha sido obligatorio escribir algo bueno de cada uno. Supongo que en función del trato, pues se han ceñido a palabras comodín o a frases auténticas que se han dedicado, pero lo fabuloso de esta dinámica es que todos se han ido con el reconocimiento de cada uno de los compañeros con los que han convivido este curso. 

Justo al concluir, les invité a leer en silencio todas las frases que les habían escrito, y que lo hicieran dedicándose el tiempo necesario, deteniéndose en cada expresión. Sus rostros irradiaban felicidad, admiración, sorpresa, vergüenza... y he podido ser testigo de cada reacción. (les "obligue" a leerlo de frente a mi posición para poder contemplar sus gestos). Una vez leído, tenían que escribir lo que han sentido al leerlo. Lo han hecho con letras grandes y con los colores que más les apasionan (este año he descubierto la importancia del uso de colores para muchos de los momentos de la clase). Me ha apasionado escuchar este momento de la sesión, donde han sido agradecidos con lo que les ha rodeado y con lo que han recibido a lo largo de todos estos meses.

Mañana será nuestro último día y les tengo reservado una sorpresa. Llevaba años pensándolo y al fin, me he atrevido a hacerlo. Pero saberlo ya dependerá de que los chicos quieran compartirlo...

Una vez reflejada mi experiencia en este penúltimo día, quería dedicarme unas líneas a valorar el trabajo de este blog a lo largo de estos meses. Mis sensaciones son increíbles y me siento muy satisfecho por haber sido capaz de dar continuidad a algo que siempre había querido hacer, pero que nunca había sido capaz de darle continuidad. Lo agruparía en las siguientes ideas:

-Me ha encantado dedicar un espacio de clase a conversar y trasladar las inquietudes de los chicos. Me parece fundamental que aprendan a expresarse, opinar de los temas que les preocupan o interesan y ayudarles en este proceso que les durará toda su vida: pensar y expresarse. Ha sido algo muy rico para ellos, pero sobre todo, para mí. He sido testigo de muchos testimonios que nunca hubiera sido capaz de presenciar en un curso de 6 º de Primaria, con chicos y chicas de tan solo 11 y 12 años.

-Me ha encantado poder trasladar sus reflexiones y contaros mi experiencia. No es algo que sea único en el mundo (miles de profesores lo hacen y con un trabajo de más calidad), pero creo que lo que más nos nutre a los docentes y a los lectores, es el poder conocer lo que hacen otros, y el narrar lo que hago por si puedo ayudar a otros a desempeñar sus funciones.

-Me ha encantado escribir y pensar sobre todo lo que he hecho con mis chicos. Me ha ayudado a encontrar sentido a varias de las acciones que llevo a cabo en un aula y a ser consciente de lo que supone hacerlo.

-Me ha encantado la dinámica que ha generado en mi clase, cómo lo han vivido, como han ido mejorando sus exposiciones y argumentaciones, como han ido aprendiendo a escucharse más y mejor, como han mejorado en el respeto de ideas, turnos de palabra,...

-Me ha encantado el apoyo que he recibido y vuestros comentarios positivos. También las críticas. Y el seguimiento que ha ido alcanzando un insignificante blog de un aprendiz de maestro.

Ahora viene el verano por delante, pero ya me planteo como puedo dar continuidad a este espacio, y sobre todo, como puedo estructurarlo más y mejorarlo o completarlo... En septiembre, espero, volveré con más fuerza y con novedades. Espero que disfrutéis de unos meses de descanso o de un ritmo más sano. Por ahora, cerramos la temporada...






miércoles, 25 de mayo de 2016

EL TURNO DE LOS PROFES

EL TURNO DE LOS PROFES

Estaba tardando mucho en salir una sesión exclusiva hacia los profes. Mira que salimos nombrados cada semana y nos dedican tiempo en todo momento, pero hasta ahora, no habíamos acordado hablar detenidamente sobre ellos o nosotros (me incluyo).

Normalmente, siempre empezamos estas sesiones con sus diferentes impresiones y comentan sus valoraciones de diferentes momentos que hemos vivido. Últimamente, se decantan más por aquellos aspectos más positivos que negativos, lo que agradezco y lo que nos hace tener un ambiente más sano.

Una vez superada la fase inicial y acabado el proceso de selección del tema que nos gustaría abordar, nos explican la siguiente reflexión: ¿Por qué los profes parecen amargados constantemente? La chica que lo expone explica su frase lapidaria y nos cuenta que últimamente, el comportamiento de muchos de los profesores que tiene o le estamos dando clase, presentamos un aspecto un tanto catastrófico y que la negatividad se hace presente en nuestros comentarios, explicaciones, referencias hacia ellos,... Y este fue el punto de inicio (¡toma ya, ahora aguanta el chaparrón!).

La primeras impresiones hablaban sobre el sentir que tienen hacia nosotros y qué piensan sobre esa oración. Valoran que últimamente son mas conscientes que estamos totalmente irritables, "queréis que nos salgan bien las cosas o incluso perfecto,  y como no siempre es posible, os amargáis", "al no sentiros escuchados, reaccionáis mal", "al ser adultos, vivís en tensión y os frustráis por muchas de las cosas que os van surgiendo", "sentís envidia porque no podéis hacer las cosas que hacemos nosotros: jugar, hablar con nuestros amigos, pasarlo bien en todo momento,..."

Concluidos los posicionamientos genéricos, les invite a concretar más y fue el turno de intervenciones muy interesantes:

-"Pienso que no estáis amargados. Solo que en ocasiones sale vuestra melancolía y os ponéis así. También tenéis muchas responsabilidades."
-"Tener que mezclar su trabajo y tu propia vida es complicado. "Lucháis" contra gente que está muy alterada".
-"Creo que depende de cada profesor. Podéis tener motivos personales y por eso estáis así."
-"Valoro que es excesivo decir que todos estáis así. Os enfadan actitudes y que no salgan las actividades"
-"Para mí, la palabra es estresados. Tenéis muchas cosas que hacer y nuestro comportamiento, en ocasiones, no ayuda."
-"Vuestra cara dice mucho al empezar una clase. Veo cuando puedo hacer tonterías o cuando no puedo ni tocarte".

Nos han dado por todos lados. Ha sido interesante escucharlos y ver que percepción tienen de nosotros. Si en otras ocasiones he hablado que para los chicos el peor trimestre es el segundo, a los profes, pienso que nos toca ese bajón en el tercero. Pagamos el cansancio y el esfuerzo del curso, nos volvemos muy sensibles, nuestra paciencia se va agotando y los chicos, que no tienen ni un pelo de tontos, nos conocen tanto que nos manejan como quieren. Nuestras reacciones les marcan y su percepción sobre nuestro estado de ánimo es más evidente.

La siguiente pregunta fue algo muy inquietante: ¿qué es lo que te hace valorar a un profesor o no apreciarlo tanto? Y fue el momento estrella. Expresaron tantas buenas actitudes que favorecen la progresión de un alumno que me ha hecho ser consciente del gran trabajo que me queda por hacer.

-"Que sea veterano y maneje el comportamiento de los alumnos. Un profesor debe ser respetado sí o sí."
-"Que me entienda y que me escuche, creo que es lo más importante".
-"Que nos ofrezca actividad nuevas y cambiantes a lo largo del curso. La rutina hace que me aburra".
-"Que sea abierto con sus alumnos".
-"Yo necesito que sea cercano. Me da igual la edad pero no poner barreras".
-"Que sus gestos diarios o de inicio me lleguen y me hayan llamado la atención."
-"Que haga de la clase de un ambiente distendido."
-"Que sepa enseñar y domine el tema del que nos habla".
-"Que me respete y me trate bien".
-"Que transmita alegría e ilusión por lo que hace."

También se detuvieron en actitudes que no favorecen a la relación entre profesores y alumnos:

-"Si es aburrido, no me gusta. Necesitamos acción y estar haciendo cosas que nos gusten".
-"Si humilla o ridiculiza... hace que no me guste nada ese profesor."
-"Que la rutina sea su forma de ser y actuar".
-"Que no resuelva las dudas que pueda tener."
-"Que esté apagado o tenga una calma excesiva".

Posteriormente, ellos mismos me preguntaron que valoraba yo o qué me hacía apreciar a un profesor. Rápidamente, me vinieron personas a la cabeza, aquellos maestros que a lo largo de todos mis años estudiantiles me habían marcado de alguna manera o he podido disfrutar. No puedo olvidarme de Juan Carlos, José o ya como compañero de profesión, un tal Paco (que tío más grande, merecería una sola entrada por todo lo que nos ha dado). Compartí con ellos mis impresiones y realmente, coincidían en todo lo que había salido de sus bocas.

Creo que mi profesión es algo compleja (dicen que cada día más), que tiene que enfrentarse a muchos frentes y que es necesario saber un poco de psicología, otro poco de saber motivar, otro de saber cuidar y escuchar, otro de... Pero lo más importante, lo que más valoro, es que ese profesor me transmita vida. Vida para luchar, vida para ilusionarme por aprender, por transmitir, por imitar, por enseñar a pensar y decidir, por valorarme, por confiar en mí,... por ayudarme a crecer como persona en todas mis facetas.

Una vez concluida nuestra sesión, os traslado el resto de temas que estuvimos valorando antes de inclinarnos hacia este:

-¿Por qué, después de haber tenido una relación entre novios, sale el odio entre ellos?
-¿Qué motivos tenemos para creer en Dios?
-¿Por qué nos da vergüenza hablar de cosas como las relaciones sexuales?
-¿Por qué los niños no tenemos derecho a opinar sobre temas que los mayores sí que pueden?

Respecto a nuestros desayunos, hemos podido degustar unas palmeras de chocolate y coco extraordinarias.




martes, 17 de mayo de 2016

LA PRUEBA DE DIAGNÓSTICO

LA "MARAVILLOSA" PRUEBA DE SEXTO


¡Que bueno es el ritmo de mayo en un colegio! Posiblemente, si tuviera que clasificar un mes como el más frenético en mi centro escolar, marcaría en rojo este periodo. Es un "lujo" ver como van cayendo tareas de todos los frentes posibles, hasta de los que no imaginaba o valoraba que estaban aletargados. En fin, vamos a ello.

Esta semana tengo un asunto que trasladaros y que he tenido la oportunidad de compartir con mis alumnos: la famosa y polémica prueba de sexto. Este momento es algo que nos ha marcado a lo largo de la semana.

Los días 11 y 12 hemos tenido que parar el ritmo de las clases y completar una serie de pruebas externas, procedentes de la Junta de Castilla y León. En ellas, los chicos deben enfrentarse a preguntas relacionadas con ciencia y tecnología, matemáticas y lengua (comprensión y expresión oral o escrita). Respecto a esta situación, hemos tenido la oportunidad de hablarlo y valorarlo en la tarde de ayer y han soltado varias "perlitas" interesantes.

Los chicos han expresado que estaban muy nerviosos desde que les notificamos la realización de la prueba. Muchos de ellos han comentado que han dormido mal en los días previos, que estaban muy sensibles e irascibles, y que en su casa no se paraba de hablar de este asunto, lo que les ha supuesto más carga de presión y tensión en una semana ya bastante compleja. Realmente, me impactó ver cómo estaban el miércoles a primera hora. Sus rostros irradiaban miedo y en la clase había un silencio diferente. Critico abiertamente y no comparto que chicos de estas edades tengan que sufrir una presión de este tipo en esta etapa académica, cuando su única preocupación tendría que ser venir a disfrutar y aprender en una clase, nada más. Bien es cierto que en las últimas semanas se ha rebajado la dureza de la prueba, ya que no tendrá efectos académicos directos en sus historiales, pero no ha sido muy inteligente el planteamiento inicial que se le ha dado. Estoy de acuerdo que haya algunos criterios estatales (me parece hasta algo lógico), que valoren como vamos desempañando nuestras funciones docentes pero jamás con el grado de tensión con el que ha venido acompañada y la presión por la que han pasado los alumnos.

A ellos les hice esta misma pregunta: ¿qué sensación tenéis de este momento? La gran parte de los chicos expresaron que se sentían "intranquilos, ya que aún queda la mitad de la prueba" pero varias de las situaciones que han acompañado les ha facilitado su tranquilidad como "conocer a la persona que les ha entregado las pruebas", "los consejos previos que nos habéis dado", "conocer muchas de las preguntas que iban apareciendo". Otro periodo que han destacado ha sido el inicial porque tenían en su poder los documentos, pero no podían abrirlo (por tener que respetar las indicaciones) o por tener que atender las premisas iniciales. Por último, para acabar de describir su sentir, uno de los chicos añadió que "estoy muy cabreado porque nos ha tocado vivir esta "maravilla" y  tener que pasar por ello".

La segunda cuestión que hemos abordado ha sido: ¿es justo tener que superar estas pruebas?". Las posturas han sido más variadas aunque han admitido que principalmente, al no tener que superar ningún corte, pues les ha generado menos preocupación. Otras reflexiones se inclinaban hacia esto:

-"Creo que se ha gastado papel a lo tonto. Si solo es para ver el nivel, no está bien pensado"
-"Creo que ya están los profes para hacer ese tipo de valoraciones."
-"Si van a medir nuestro nivel, que lo hagan con todas las asignaturas que cursamos, no con las cuatro que han pensado".
-"Me siento presionada por este examen. Creo que hay que cambiar el planteamiento de esta prueba".

Otros argumentos se inclinaban hacia visiones más positivas y menos devastadoras:

-"Es posible que ayude a los profes a ver cosas y tenga alguna orientación más".
-"Es bueno que la gente sepa como estamos y que nivel tenemos".

Quizás, la más optimista de todas y la que más me ha conquistado ha sido la siguiente "perlita":

-"Ya sabíamos esto. Es un reto al que debemos enfrentarnos y superar este desafío".

Me encanta escuchar posturas de valentía y aquellas que se enfrentan a las situaciones que nos van poniendo, por muy adversas (en nuestros niveles, lógicamente) que aparezcan. Sin duda, creo que es el camino y la mentalidad que debemos transmitir. Y si ya sale de ellos, mucho mejor.

Por último, les puse una situación que puede llegar: ¿qué pasa si los resultados son menores de lo esperado o la prueba tuviera un final inesperado? Quizás esta pregunta no ha sido la más afortunada, sobre todo porque cuando la efectué, estábamos en el medio del proceso y alguno cambió su expresión, pero tenía curiosidad en saber que pensaban al respecto. Las primeras intervenciones estaban relacionadas con emociones: se sentirían tristes y decepcionados consigo mismos, por no haber superado algo así. Realmente, es la frase que más salió en las primeras seis o siete aportaciones. Luego añadieron otros compañeros que supondría un bajón para ellos, pero que a la par, "sería un estímulo para reaccionar y mejorar de aquí a final de curso", "tendría que trabajar más de lo que he hecho hasta ahora"o "tendría que ponerme las pilas". La frase más lapidaria fue "me sentiría fatal porque me decepcionaría a mi mismo y sobre todo, a mis padres, les habré fallado". Hubo un silencio corto después. Varios asintieron con la cabeza y se unieron a este manifiesto. Es algo que pasa cada vez que cometemos un error académico: nos duele más fallar a los nuestros por ver cómo se sentirán o reaccionarán que por nosotros mismos. La presión fundamental nos la autoimponemos porque no queremos defraudar a los nuestros y eso, en este tipo de pruebas, nos hace caminar cuesta arriba. 

Como educadores, ya sean padres o docentes, valoro que tenemos un papel fundamental en este tipo de momentos, y no deberíamos dejar de enviarles mensajes de confianza, apoyo y acompañamiento en su proceso, independientemente de los resultados que obtengan, porque estoy convencido que ellos lo hacen de la mejora manera posible: ¡nadie hace algo mal porque quiere, nos encanta superar los retos y salir victoriosos de lo que sea! Por otro lado, esa cercanía debe provocar también un estímulo de superación, de no conformarse con poco, de hacerlo lo mejor posible y de luchar por cada prueba que nos pongan por delante (estoy un poco "cholista").

Ahora ya solo nos queda esperar la llegada de las "maravillosas pruebas". Paciencia....


miércoles, 27 de abril de 2016

SEMANA CULTURAL

Esta semana no voy a trasladaros ninguna reflexión de los chicos. Tan solo una vivencia personal sobre el trabajo que estamos abordando en clase y las diferentes apreciaciones que voy recogiendo a lo largo de estos días. La próxima semana volverán sus reflexiones y debates, las cuales espero ansiosamente, ya que este tipo de trabajos da para mucho y seguro que lo quieren compartir con el resto de sus compañeros. Os pongo en situación:

Desde hace varios años, en nuestro centro (como un cientos de otros), paralizamos el ritmo normal de nuestras sesiones y ambientamos todas nuestras clases en una temática pactada anteriormente. Este año, hemos decidido que la materia central sean las antiguas civilizaciones. En los cursos donde trabajo, nos vamos a centrar exclusivamente en Grecia.

Desde mi punto de vista, creo que es un tema excepcional porque podemos profundizar en taaaaantos contenidos, que organizarlo ha sido una gozada. También puedo decir que esto es una locura (aún así, creo que merece la pena) la cantidad de tareas que hemos tenido que planificar.

Hemos comenzado nuestra semana con un vídeo de ambientación, que nos ha servido como partida de nuestro trabajo. Lo volveremos a utilizar próximamente como cierre de la semana, pero con un toque especial. Posteriormente, hemos invitado a los chicos a organizarse y a repartirse las responsabilidades de buscar información, imágenes relevantes, documentación que ayude,... También, les hemos ofrecido la posibilidad de traer soportes digitales: ordenadores, tablets y móviles. ¡Sí, móviles! El resto de propuestas se han agrupado en tareas de iniciación de varios temas, investigación, plasmarlo gráficamente de alguna manera (mapas mentales, murales, textos,...) y como producto final, la tarea de todas las tareas, aglutinar toda la información en un vídeo personal del grupo que recoja todas las evidencias y los contenidos que hemos tocado o que ellos han querido profundizar (de esto aún no puedo hablar mucho).

Personalmente, a pesar que solo llevamos tres jornadas y media de trabajo, me quedo con:

-Su interés y motivación: es una auténtica gozada compartir este tipo de clases. Están con ansias de crear materiales, buscar conceptos que les ayude a mejorar, investigan todo lo que pueden y saben para reflejarlo, no se esconden en sus mesas ni mundos, no hay que estar pendiente de los "malotes" o de los despistados, no tengo que controlar el volumen de sus tonos de voz o ruidos,... El propio trabajo les ha atrapado y están alcanzando un rendimiento espectacular, de verdad. 

-Trabajo en equipo: se empieza a reflejar el tiempo que han pasado previamente juntos y se están mostrando muy eficaces en el desempeño de sus diferentes logros. Tienen y sufren sus dificultades, como es lógico (esto tampoco es la maravilla absoluta), pero se muestran persistentes hacia lo que hacen. Se han repartido tareas (da gusto ver trabajar a cuatro personas simultáneamente, con diferentes tipos de trabajos en función de sus habilidades o destrezas), y sobre todo, que entre cuatro, podamos trasladar el concepto de ayuda y superación.

-Tecnología: quizás muchas veces, un sector amplio de los docentes (donde en ocasiones me incluyo), nos escudamos que si no disponemos de lo necesario, que no todos van a poder seguirlo, que es un riesgo, que quién se encargará si hay desperfectos, que si... que si... que si... Y cada día estoy más convencido que es una gozada contar con ello. Hemos aprendido a crear un mail (muchos de mis chicos aún lo desconocían), a utilizarlo y comunicarnos con este formato, a descargar archivos del móvil al ordenador, a crear y maquetar un vídeo,... Y es una experiencia muy gratificante sentarte con los chicos y estudiar los pasos que debemos dar, aprender juntos o enseñar algo que realmente tiene un alto interés para ellos, y sobre todo, ver que ellos, con dos indicaciones básicas, se lanzan a experimentar y crear.

Estoy ansioso por compartir las impresiones de los chicos, pero ya os puedo adelantar que son bastante positivas.

http://descubriendolagreciaclasica.blogspot.com.es/


jueves, 21 de abril de 2016

¿QUÉ PENSAMOS?

 ¿QUÉ PENSAMOS?

Esta vez nos hemos metido con los pensamientos. Pero no solo con lo que pensamos. también nos preocupa en qué estaremos pensando cuando pase un breve periodo de tiempo o incluso, muchos años.

La pregunta que nos ha servido de inicio ha sido: "¿cómo pensaremos cuando pasen dos años o más? Nuestra alumna nos explicaba el punto de partida y nos comentaba que le suele dar muchas vueltas a las cosas que le pasan por la cabeza, y la semana pasada, en un momento de tensión, se preguntaba cómo iba a ser o en qué pensará cuando pase un periodo de tiempo determinado.

El primer enunciado les invitaba a expresar en qué pensaban actualmente en su día a día. Las respuestas han sido variadas, aunque en general han coincido bastante. Actualmente, sus pensamientos se centran en aspectos divertidos, en ideas positivas, en acciones que quieren llevar a cabo en su tiempo libre, en las clases y las notas (quizás es el aspecto que mas han expresado), en sus amigos y las diferentes relaciones que viven, en mejorar sus diferentes capacidades físicas del deporte que practican, en las series o programas de televisón que siguen,... Otros de los aspectos más llamativos que han expresado han sido:

-"Pienso en muchas tonterías. Me pierdo en mi mundo imaginario y se me va el tiempo pensando en estas situaciones absurdas".
-"En las cosas que tengo que hacer y en lo que me gustaría hacer en vez de lo que me veo obligado".
-"Me gusta pensar y comprender como funciona cada cosa que nos pasa".
-"Pienso en muchas situaciones, pero sobre todo en el presente, porque lo que hago hoy, seguro que se verá reflejado mañana".
-"Voy cambiando de pensamientos y mi cabeza está dividida en muchas partes. Depende del momento, abro una puerta o cierro otra".
-"Intento dejar mi mente en blanco, como si fuera un cuarto en blanco donde no pasa nada ni nadie".

Esta última observación nos facilitó continuar la conversación: ¿sois capaces de no pensar nada? Practicamente todos los que han intervenido, han señalado que le resulta imposible, ya que constantemente les viene a la cabeza pensamientos diversos. En ocasiones, cuando se ven saturados, intentan despejar su mente en no pensar en nada pero es algo que les dura segundos porque rápidamente aparecen otras ideas que les invaden sus cabezas. Pienso que sienten la necesidad de abstraerse de su día a día, ya que su exceso de tareas (lo que tienen que hacer cada jornada, no deberes) les invita a despejarse en algunos momentos de saturación. Ha sido un instante interesante para hablar de los ejercicios de respiración o relajación (técnicas como mindfullnes u otras parecidas) que hemos experimentado a lo largo del curso. Algunas de las reflexiones que han dejado:

-"No puedo dejar de pensar, siempre aparece alguno. Lo he intentado pero..."
-"Hay veces, como en clase, que me voy del lugar físico, pero estoy pensando en otras cosas que me gustan más".
-"Siempre piensas en algo. Hay ideas que te acompañan aunque no quieras que estén contigo". 
-"Creo que tengo la sensación de desconectar mis sentidos pero siempre viene algo, no me deja dejar de pensar".

Viendo algunas de estas afirmaciones, cada día estoy más a favor de ofrecer a los chicos esas técnicas que citaba un par de párrafos más arriba. Sobre todo, que cuenten con herramientas que les saquen de estos posibles momentos de agobio, oportunidades para desconectar y hacerse consciente de lo que están viviendo en su momento y en su presente. Yo debo ser el primero en hacerlo de forma regular en clase, para crear un hábito saludable y que pueda ser algo que incorporen en su día a día.

Para concluir nuestra sesión, les pregunté cómo se veían en unos años, o que pensamientos podrían tener a corto y largo plazo. Es una cuestión que nos hizo divagar... pero sobre todo soñar. Ha sido emocionante escuchar comentarios sobre qué quieren ser de mayores (profesiones que les gustaría desempeñar), están convencidos que pensarán en sus familias o directamente en formarlas, en sus posibles hijos, en las situaciones familias que van a tener que vivir (pérdidas o ausencias de seres queridos), en posibles elecciones que tendrán que tomar, en cómo será su caracter en pocos meses o en si estarán peleados con el mundo como muchas personas les hacen llegar sobre la adolescencia.

Ha sido una clase muy interesante, sobre todo, el hablar de los pensamientos que tienen cuando piensan. El hecho de compartirlo, hace que nos conozcamos un poco más, que traslademos nuestras inquietudes a los otros, para enriquecer lo de todos, y el poder disfrutar de una conversación aunque aborde un tema tan complejo como era éste. Os invito a poder hablar con vuestros alumnos o hijos de sus diferentes pensamientos, seguro que os sorprenden.

martes, 19 de abril de 2016

3º ROUND!!!

3º ROUND!!!

Pues parece que vuelve la rutina y otra vez estamos de vuelta. Después de un parón necesario y muy esperado, volvemos con mucha fuerza. Han sido semanas intensas y de mucha actividad extraordinaria en el cole, por lo que no he tenido la oportunidad de sentarme a escribir. Atrás quedan la visita a Coruña con los de 4º y Bachillerato, o también, nuestro encuentro anual de asociaciones MarCha de esta zona. Sinceramente, lo echaba de menos y ya tenía ganas de poder centrarme en los avances de mi clase, reflexionar sobre ello y compartirlo.

Aunque no haya escrito nada en las últimas semanas, no quiere decir que no hayamos tenido nuestras asambleas semanales, cada día más demandadas por los chicos. En estas dos últimas semanas han aparecido dos asuntos realmente inquietantes y me ha sorprendido que cada día avanzamos "menos", ya que prácticamente la mayoría se anima a participar (aún no he conseguido que sea total) y me dificulta el poder avanzar más ágilmente.

Para los primeros días de clase programamos una actividad diferente: una gala y exposición de talentos. Esta propuesta surgió a raíz de una conversación informal que tuve con varios de los compañeros con los que más me desenvuelvo en mi centro y sinceramente, me hizo a darle un poco a la cabeza para ver cómo podíamos mejorar el aprendizaje de los chicos y adaptarnos a sus potencialidades. Mi compañero Juan y yo nos lanzamos rápidamente y ofrecimos una actividad un tanto particular. 

Propusimos a los chicos de ambas clases que prepararan una exposición al resto de sus compañeros sobre sus habilidades más desarrolladas. Para ello comenzamos con un vídeo de motivación (https://www.youtube.com/watch?v=DPexxZbh-K0) Al principio, fue duro para ellos detenerse y pensar en sus principales talentos, pero a lo largo de la primera jornada, fueron desvelando algunos de ellos. No todos tuvieron el valor de sacar esas cualidades, ya que en varios pesaba la vergüenza (responsabilidad del profesor, mía en este caso, por no haber favorecido un clima de confianza a estas alturas y que se sientan libres de expresarse en todos sus ámbitos), pero los resultados fueron muy buenos, incluso por encima de mis expectativas.

Para exponer las diferentes visualizaciones, adaptamos los escenarios y lo abrimos al patio, el salón de actos y la clase (si nos lanzáramos a modificar nuestro contexto habitual...) y nos rodeó un ambiente extraordinario. Pudimos ver a gente tocando instrumentos, ofreciendo charlas sobre sus temas "estrella", mostrar al resto capacidades físicas, manualidades que desarrollaban con mucha destreza,... Una delicia haberlo presenciado.También pudimos apreciar a gente que disfrutaba de una clase, ya sea mostrando a los demás lo suyo, como aprendiendo de otros. Ha sido una gran apuesta y los chicos también lo valoraron como algo muy bueno y diferente.
Volviendo a nuestros temas habituales, la primera semana hablamos de la siguiente cuestión: ¿es mejor ser niño o ser adulto?.

La reflexión parte de las eternas comparaciones que realizan o les realizamos en la vida infantil y la vida adulta. Constantemente, les señalamos con comentarios como "ya lo harás de mayor", "aún eres un niño",... y ellos también "juegan" y sueñan con el tiempo que viven y vivirán. Una situación de éstas sirvió como punto de partida para marcarlo en la hoja de la asamblea.

La primera pregunta fue clara y se ciñó al primer planteamiento. Y las respuestas no se hicieron esperar. Valoramos que tiene de positivo y negativo ser niño y también ser adulto. Sus respuestas se enmarcaron a varias ideas. Los niños destacan por jugar, por disfrutar lo que viven, por soñar, por ser libres y por recibir apoyo. Como aspectos negativos, argumentaban que tienen que estudiar para crear su futuro, que tienen pocas responsabilidades y que son totalmente dependientes de sus padres. Respecto a los adultos, destacan como positivo que tenemos dinero, que somos realistas con lo que nos rodea, que somos más libres porque decidimos y hacemos lo que creemos y que somos dueños de nuestras cosas. En cambio, valoran como negativo el ser tan independiente, la cantidad de responsabilidades que tenemos, la cantidad de trabajo, la atención de nuestra casa o parejas, las continuas preocupaciones que nos afectan y nuestros estados de nervios. También cocinar es algo que han valorado negativamente.

Otras de las afirmaciones que han hecho han sido:
-"Los niños tenemos que estudiar, pero afortunadamente no es algo que nos vaya a tocar hacerlo para siempre".
-"Los niños desconocemos muchas de las cosas del mundo, y eso tiene su parte buena, pero también su parte mala".
-"Los niños disfrutamos lo que vivimos, no nos agobian las preocupaciones que vemos en los adultos"
-"Es cierto que los adultos cumplen sus deseos, siempre y cuando hayan luchado por ellos".

La segunda cuestión que nos permitió entrar en debate fue el comparar a los dos estados: ¿qué es mejor, ser niño o ser adulto? La mayoría se decantó por ser niño, y los argumentos que verbalizaron fueron muy evidentes: el principal que marcaban era el poder jugar. El juego como medio de vida, de disfrute, de crecimiento, de estar con los tuyos y con otros (y no les falta razón a lo que han argumentado). Tan solo uno de ellos se inclinó por el estado contrario, y señalaba que le encantaría probar el ser mayor, un adulto con alma de niño, pero que pudiera hacer cosas de mayores. Otros discursos que ofrecieron fueron los siguientes:

-"Los niños son más felices que los adultos, al menos, es lo que aparentan".
-"Somos felices porque tenemos tiempo libre, nos cuidan, nos tomamos las cosas mejor".
-"Disfruto cada momento y veo que mis padres no lo hacen".
-"Es gratificante ver la gente que me acompaña y de los que recibes cariño".
-"Somos afortunados porque nuestras preocupaciones son menores. Eso sí, también por estar donde estamos en el mundo".

Mis chicos viven muy cómodos en el momento de su vida en el que se encuentran. Realmente,  por lo general, viven bien, tienen cubiertas sus necesidades, tienen ambientes propicios, disfrutan de su gente, de los juegos,... Vamos, una edad dorada para ellos. En cambio, hay algo que me preocupa. ¿Qué impresiones transmitimos a los menores? Señalan que estamos preocupados día sí y día también, que no paramos de hacer cosas (en ocasiones sin mucho sentido), que vivimos en un estado permanente de nervios, que nuestros intereses no son muy bien entendidos,... Creo que falta de razón no les falta. Espero que durante este tiempo que están formándose, alguien les oriente y enseñe a aprender a vivir (a mi también me gustaría cursarlo). No me gustaría que las próximas generaciones proyectaran el mismo estado a sus menores.

Una vez concluida la cuestión anterior, la semana pasada vimos la siguiente reflexión: ¿por qué existimos, qué/quién nos creo? ¡¡¡Tela!!! La idea parte de una situación personal de un alumno que se encontraba en casa y aburrido, se puso a mirar la ventana. A raíz de observar el exterior, se lo planteó y lo quiso compartir con el resto de sus compañeros.

Las primeras observaciones estaban relacionadas con el egocentrismo humano que nos caracteriza: "sería un mundo soso sin nuestra presencia", "para reinar la tierra", "porque tiene que haber un mundo mejor que otros, ya que el resto de planetas no tiene nada",... Poco a poco, intentaron explicar la creación a raíz de teorías científicas famosas y que a algunos de ellos les empezaba a descolocar:"estamos aquí gracias a la evolución del mono", "vivimos porque las células han ido evolucionando hasta lo que somos hoy día", "hemos sido más fuertes que otras especies, aunque esto podría haber sido diferente". Estos argumentos iniciales provocaron otros interrogantes más profundos que fueron compartiendo con el resto de clase:
-"Vamos descubriendo cosas del universo poco a poco, pero... ¿por qué hay cosas que están fuera de nuestro alcance?"
-"¿Somos los únicos en el universo? En el caso que haya más gente... ¿seremos iguales?"
-"Si Dios nos creó... ¿por qué permite las enfermedades y las barbaridades? ¡Es difícil de comprender!"
-"¿Es posible que otros seres crearan nuestro mundo?"
-"Nos hemos cargado nuestro planeta y la contaminación está presente cada día"
-"El plantea estaría mejor sin nosotros, ya que lo hemos destruido".
-"Me planteo si Dios es bueno o malo... ¿No puede aparecer Jesús ahora para solucionarlo?".

Cantidad de cuestiones han ido saliendo, y algunas de sus conclusiones han sido demoledoras, y un tanto pesimistas. Valoro que no ven su futuro muy claro y que la percepción que tenemos del lugar en el que habitamos no da para muchas alegrías. Incluso, empiezan a cuestionarse la figura de Dios como la necesidad de tener un "culpable" o algo que justifique los diferentes comportamientos pasados o presentes que sufrimos.

La siguiente cuestión en la que derivó la conversación fue ¿estamos solos en el universo?, ¿hay o habrá vida fuera? Esto ya fue más divertido porque comenzaron a divagar en algunos de sus razonamientos. Lo que plantearon al respecto fue:

-"Otros seres, personas o... alienígenas han creado y conviven con nosotros a miles de kilómetros".
-"No es demostrable en estos momentos, pero se han descubierto organismos no conocidos".
-"Posiblemente hayamos sido creados por error o por casualidad"
-"Habrá galaxias similares o mundos paralelos, donde vivan civilizaciones en un pasado parecido o en un futuro".

Una vez concluido el turno de intervenciones, valoro que estos chicos tienen inquietudes en saber qué nos podríamos encontrar fuera. Realmente, es una incógnita, pero muchos de sus posicionamientos tienen sentido, al menos para mí. Me cuesta creer que estamos solos en esta inmensidad estelar y que alguien o algo más nos acompaña. No comparto que nos vigilen ni que nos observen, ni ninguna de estas teorías de Hollywood, pero algo me hace pensar que tienen parte de razón. El tiempo lo dirá...

Para concluir este artículo, comparto las diferentes temáticas que se planteaban en nuestro rincón semanal:

-¿Por qué la vida es tan injusta?
-¿Para qué decir hola si después de un tiempo sabemos que hay que decir adiós?
-Por qué la vida puede dar un vuelco en un segundo?
-¿Por qué la gente tiene que morir?
-¿Por qué si somos hijos de un mismo Dios, a algunos les pasan cosas buenas y otros no?
-¿Por qué la gente miente?
-¿Por qué no recordamos cuando éramos pequeños?
-¿Por qué hay veces que la gente quiere saber cosas que les pueden causar dolor?
-¿Qué es un sueño?, ¿por qué soñamos?, ¿se puede controlar lo que soñamos?
-¿Qué es ser normal?
-¿Somos distintos?
-¿Por qué hemos cambiado los números romanos por los de ahora?
-¿Existen hojas o semillas del diablo que te pueden matar?

Me quedo con una frase que apareció en una de estas conversaciones y que hizo que se me iluminaran mis ojos: "Puedes ser feliz en esta vida, siempre que lo intentes". Aprende majo...